Dosis de humor para tiempos difíciles

Berto Romero. (Foto: Miguel Angel)
El Auditorio Municipal era anoche un hervidero de gente con ganas de risa y mucha curiosidad por conocer a uno de los humoristas de moda, Berto Romero. Cientos de personas, especialmente jóvenes, no quisieron perder la oportunidad de disfrutar de 'La apoteosis necia', el espectáculo con el que Romero y su compañía teatral, 'El Cansancio', lleva recorriendo de forma intermitente y siempre con éxito numerosos rincones de España desde hace más de diez años, aunque de cada uno de sus espectáculos haga algo original.
A pesar de su veteranía en el mundo artístico, su trampolín hacia la fama a nivel nacional fue su paso por el programa 'Buenafuente', y esta es la faceta de Berto Romero más conocida por los asistentes al evento, que quisieron comprobar en directo el talento de este singular cómico. Muchos otros se quedaron con las ganas porque no consiguieron adquirir entradas, agotadas desde hace días.
'Pasar un buen rato', 'desconectar', 'alegrarse el día' o simplemente 'disfrutar' son los principales motivos que confesaban a las puertas del Auditorio los ourensanos que acudieron ayer a este evento, enmarcado dentro de las jornadas 'Ideas y Personas', que organiza La Región durante este mes.
Las expectativas eran pues altas, y el showman no las defraudó. Desde el momento en el que el público se sentó y hasta que se levantó, tanto los incondicionales del desaparecido programa televisivo, como los que no lo eran tanto, no pararon de reír.
A pesar de que según el artista 'hacer reír es muy difícil', en Ourense y como acostumbra, no lo tuvo complicado. En un auditorio repleto, el polifacético Berto Romero conquistó al público con un monólogo original y divertido, aderezado con canciones que funcionaban como bisagra entre cada escena y que dejaron al descubierto la incipiente faceta musical del artista.
Acompañado de su inseparable guitarrista Ivan Culebra, desarrolló con su personal humor la trayectoria vital de su personaje, a través de una serie de desgracias personales en el terreno familiar, amoroso y laboral. Temas clásico en los monólogos, pero con una manera de contarlo inconfundible.
Sin atrezzo, excepto una pantalla de fondo para ilustrar con videoclips las canciones, el humorista echó mano de sus trucos para arrancar sonrisas y aplausos de un público entregado que olvidó sus problemas en la puerta y se dejó llevar por el carisma y el talento de Romero.
Una dosis de 90 minutos de buen humor, siempre necesario, pero todavía más en épocas difíciles, como explicaba el artista. La lucha de Berto Romero es que la gente se ría, y ayer, consiguió mucho más que eso.

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