Una enferma de alzheimer, en la aldea por prescripción médica

Entre semana Luisa Meleiros se encarga de cuidar de Rosa.
Con 82 años recién cumplidos, Rosa Iglesias es la única residente de Outeiro, un pequeño pueblo perteneciente a la parroquia de Orga, en el Concello de Celanova (donde hay hasta tres pueblos con tan sólo un habitante). Natural de Pontefechas (Celanova), pero residente en Ourense, hace cinco años el médico le sugirió que se trasladara al pueblo para paliar los efectos del alzheimer.
’Cando ela se puso mal, o doctor recomendoulle que viñera para a aldea, onde sintiríase mellor dunha enfermidade que hoxe está moi avanzada’, comenta su cuidadora, María Luisa Meleiros.

Su marido, oriundo de Outeiro, hacía años que había ido adquiriendo distintas viviendas del pueblo, hasta conformar una gran casa solariega. ’Outeiro sempre foi pequeno, pero antes estaba chea de hortas, de xente e incluso había un forno onde os veciños cocían o pan’, recuerda María Luisa Meleiros.

Viuda, con una hija y dos nietos, que la visitan todos los fines de semana, Rosa apenas siente la soledad de Outeiro. Es María Luisa la que echa en falta tiempos pasados. ’Eu son de Fedepedro, un pobo preto de Outeiro onde vivimos dez veciños, e podo dicir que no mes de setembro encheume de tristeza comprobar que nin siquera o autobús escolar pasaría este ano pola aldea’.

Además de las risas de los niños y las tardes en el bar de la parroquia (cerrado desde hace años), María Luisa Meleiros critica la falta de voluntad, por parte de los concellos y también de aquellos vecinos que se niegan a vender sus casas, aunque estén en ruinas, para evitar que las aldeas desaparezcan.


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