La delegación ourensana realiza una estricta custodia de las pruebas por seguridad y comodidad

Exámenes encriptados y bajo llave en la Uned

Cola para identificarse ante el ordenador que selecciona el examen y la ubicación en el aula.
Copiar del compañero, conocer las preguntas de antemano o robar el examen al profesor. Estos trucos para aprobar una prueba docente que más de un alumno ha llevado a la práctica van camino de desaparecer. En la Uned, una estricta, rigurosa e informatizada custodia de los exámenes imposibilita estas artimañas. Cedés encriptados, lectores de barras, baúles bajo llave y mucha vigilancia por parte del tribunal (que asume la responsabilidad ’con un fuerte compromiso con que el sistema funcione’) son sus obstáculos.
El centro delegado de la Uned en Ourense se haya inmerso estos días en época de exámenes. Aprobar o suspender sigue dependiendo de estas pruebas, pero el control en el reparto y la custodia de los exámenes ha cambiado mucho. Con el apoyo de las nuevas tecnologías y de la vigilancia del tribunal examinador, el copiar se va a acabar para alegría de una parte de los alumnos que valoran así la ’igualdad de oportunidades’ con las que todos concurren a la prueba y el disgusto de otros que ven escapar ’un apoyo’ si se quedan ’en blanco’.

Los exámenes llegan al centro en un cedé que los miembros del tribunal examinador (que preside José Rico) se encarga de recoger en la central de Madrid y de custodiar durante las dos semanas que duran las pruebas. Robarlo no implicaría tener acceso a las preguntas pues su contenido está encriptado (siendo necesario un disquete llave para leerlo) y sólo funciona en el ordenador que el centro ha registrado previamente. En ese ordenador arranca, precisamente, el camino del alumnado para acceder al examen. Tras introducir el personal del centro y bajo la mirada del tribunal el disquete y el cedé para decodificar las pruebas, el alumno debe pasar el código de su carné de facultad por el lector de barras y el aparato selecciona el examen de su asignatura y le ubica un sitio en el aula, de forma que nunca se sientan juntos personas que se examinan de la misma materia.

Responsabilidad

Una vez en faena, el tradicional ’cambiazo’ tampoco es factible dado que el papel en el que se desarrolla la prueba teórica tiene que ser material del centro (folios sellados). Y para que nadie salga del aula sin entregar el examen, los alumnos deben pasar por el escáner que hay dentro de la sala.

Finalizada la prueba, continúa la estricta custodia del material. Los exámenes quedan guardados en un sobre perfectamente sellado y firmado por el tribunal ya en el propio aula y de ahí a un baúl con llave que se guarda en una sala del centro también bajo llave hasta que a final de semana se lleva por valija a Madrid. ’Es responsabilidad, pero la misma que supone preparar bien las clases o corregir bien los exámenes. Implica mucha dedicación, pero, sobre todo, existe un compromiso fuerte de que el sistema funcione’, explica el tribunal.

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