Los vecinos de la pareja aseguran que las discusiones entre ellos eran muy frecuentes

’Lo extraño es que no pasase antes’

Los vecinos de la mujer agredida y de su supuesto agresor hablaban ayer de las continuas discusiones entre la pareja e incluso algunos apuntaban a que era ’extraño que no pasara antes’.
Así, una mujer relataba que la noche anterior a los hechos su hermana había escuchado gritos y que el hombre insultaba a la mujer.

El suceso fue muy comentado entre los residentes en la Praza 500 de Barrocás, donde la pareja vivía desde hace aproximadamente una década, según sus vecinos.

’Mi hermana oyó anoche gritos y que él la empezó a insultar, aunque nunca pensamos que llegaría a esto’. Una vecina de la pareja contaba así su percepción de lo ocurrido en la vivienda de la víctima y el presunto agresor. Según ella, ’estaban siempre discutiendo, la Policía tuvo que venir varias veces’.

Las continuas desavenencias de la pareja eran algunos de los comentarios que ayer se repetían entre los vecinos de la Praza 500 de Barrocás. Algunos recordaban una ocasión en la que supuestamente el hombre rompió los cristales de la vivienda porque la mujer no lo dejaba pasar. Otros dicen que ’lo extraño es que no pasase antes’.

Mientras, algunos vecinos del edificio no se enteraron de lo ocurrido. ’No oí nada. Cuando bajamos por la mañana para llevar a los niños al colegio mi hija me dijo que olía mucho a quemado pero pensé que sería comida. Al volver, ya me encontré con la Policía y me contó lo sucedido’, explicaba una vecina del segundo piso.

’Buena chica’


Lo afirmado por los vecinos en cuanto a las continuas discusiones de la pareja es también secundado por fuentes de la investigación, a pesar de lo cual en la actualidad no había en vigor ninguna medida cautelar contra el ahora detenido por malos tratos.

Al parecer, Arturo Moreiras tiene dificultades de movilidad y según sus vecinos, salía poco del domicilio. Mientras, a la víctima su vecina la considera ’muy buena chica’. También señalaba que la pareja residía en el número 5 de la Praza 500 desde hace aproximadamente una década y que vivían solos en el piso.

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