SOCIEDAD

Una familia bien formada, el mejor freno ante el botellón

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photo_camera María Luisa Rodríguez Arias, responsable de la escuela de familia.

La escuela de familia del Concello de Ourense, de la que es responsable María Luisa Rodríguez, cumple una tarea esencial a la hora de prevenir los problemas derivados del botellón.

María Luisa Rodríguez Arias es responsable de los programas de la escuela de familia municipal, que viene desarrollando su actividad desde el año 1989, "que es cuando empiezan a detectarse las consecuencias del consumo de drogas". Pero desde entonces ha ido adaptándose en cuanto a contenidos y orientación al ritmo de los tiempos, según explica.

Recuerda que "empezamos con la escuela de padres en el año 1993, que iba dirigida sólamente a familias con hijos adolescentes y luego fuimos bajando en edad, con lo que ahora ya tenemos esas escuelas de familia incorporadas también en los ciclos educativos de Infantil y Primaria". En concreto, María Luisa Rodríguez lleva al mando de la escuela de familia municipal desde 1997, "aunque ya estaba trabajando previamente, desde 1989, en el módulo asistencial de drogodependencias, que fue donde hice mis primeras prácticas".

La labor de esta iniciativa formativa e informativa dirigida a los padres de niños y jóvenes es "esencial", según subraya la edil de Asuntos Sociales, Sofía Godoy, que considera que el mejor freno a las dependencias, sean de drogas o de alcohol, pasa por un buen clima familiar y un conocimiento claro por parte de los padres de aquello a lo que se pueden enfrentar sus hijos.

La responsable de la escuela de familia reconoce que "las circunstancias van variando con los años y todos tenemos que ir evolucionando". Según explica, "cuando nosotros empezamos, lo que estaba en su máximo apogeo era la heroína, que era una droga muy visible, ahora hemos incorporado también el tema del botellón, pero no solamente eso, nuestro objetivo es educar a la familia, apoyarla en la formación de los hijos, eso sobre todo, porque educar, educan ellos".

María Luisa Rodríguez explica que "el botellón es una consecuencia de las conductas de nuestro tiempo y desde la escuela lo que pretendemos es poner herramientas para que, cuando llegue el momento de la adolescencia o de la preadolescencia o de la pubertad, lo padres estén suficientemente preparados para afrontar estos problemas y saber cómo lidiar con ellos".

Añade que "los adolescentes fueron así siempre, tienen esa necesidad de conocer y eso, en sí, no es malo. Yo creo muchísimo en la juventud y la adolescencia, lo que pasa es que todo va evolucionando, por un lado y por otro. La verdad es que me pregunto cuándo no hubo botellón en nuestra cultura, lo que pasa es que eran de distinta manera, pero nuestras fiestas, incluso las de nuestras casas, siempre son con alcohol, así que no se trata de prohibir sino de que ellos sepan cómo tienen que beber, y dar a los padres las herramientas para evitar todo lo que sea nocivo, no solamente el alcohol, sino todo tipo de sustancia".

Rodríguez Arias insiste en que "sólo con prohibir no hacemos nada, al contrario, prohibiendo lo que hacemos es levantar expectativas". Considera que es mejor "explicar a los jóvenes que hay muchas maneras de divertirse que no son solo el botellón ni consumir ninguna sustancia que nos altere el comportamiento". Junto a esto, propone "potenciar la autoestima del joven y su autoconocimiento, que es, a fin de cuentas, darles herramientas para aguantar ante la presión del grupo cuando llegue el momento". Todo esto debe ir unido a una "educación en la tolerancia que les permita a los jóvenes ser ellos mismos".

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