La falta de vocaciones religiosas amenaza el futuro de los conventos de clausura femeninos en Ourense. Por ello, los cenobios dejaron atrás la divina providencia y optaron por una solución: captar religiosas en otros países.

La fe de ahora tiene acento de fuera

Religiosas de clausura de las Esclavas del Santísimo de Ourense. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Las vocaciones religiosas languidecen en la provincia y, con ellas, los conventos, antaño rebosantes de fervor espiritual y ahora amenazados por la falta de relevo generacional. Los sacrificios precisos para ordenarse monja de clausura atraen cada vez a menos jóvenes, circunstancia por la que tres de las cuatro congregaciones femeninas de estas características existentes en Ourense dejaron de aferrarse a la divina providencia y optaron ya por una solución práctica: recurrir a hermanas de otros países.
Precisamente, bajo la misión de apuntalar la supervivencia del convento de las Esclavas del Santísimo y de la Inmaculada de la ciudad, llegaron a este cenobio dos religiosas de Guatemala, de 26 y 23 años, la última hace dos meses. La madre superiora de esta congregación, sor María Adoración, justifica la medida con un lamento: 'Cada año que pasa somos menos y más mayores y las devotas escasean'. Por ello, esta comunidad, ahora formada por diez religiosas, optó por incorporar a sus dos novicias lejos de las fronteras del país. 'Nuestra orden tiene una fundación en latinoamérica que se llenó de vocaciones muy pronto', exclama la madre María Adoración. Tras la llegada de las dos jóvenes religiosas, las dificultades para realizar la adoración nocturna al Santísimo se terminaron. 'Antes, si alguna de las veteranas (con una media de edad de 50 años) estaba enferma, teníamos problemas para orar de noche, pero las dos hermanas de Guatemala desprenden jovialidad', concluye.

La situación se repite en el monasterio de las Clarisas de Vilar de Astrés, en el que se dedican a la vida contemplativa 19 religiosas de clausura, después de que se integraran en la comunidad tres monjas de Ecuador de 35, 32 y 29 años. Su llegada fue un hálito de aire fresco para el cenobio, según la superiora, sor María Ángeles, quien indica que 'los conventos están amenazados por la falta de fe'.

En este sentido, precisa que 'en las congregaciones pasa como en las familias, es vital que haya sucesores que retomen el legado de sus antepasados'.

También en el convento de las Carmelitas Descalzas de Ourense profesan su fe dos monjas de Perú y una de Argentina. La madre de esta orden en la provincia, que tiene en la actualidad 13 hermanas, sor María Teresa, indica que la labor de las tres religiosas de fuera es vital para la comunidad. 'Su devoción es enorme, aprendemos mutuamente unas con otras y la experiencia es muy positiva'. El cenobio de las Clarisas de Allariz, el que cuenta con más religiosas (25), es el único de clausura femenino de la provincia que no ha importado fe. 'Gracias a Dios nos vamos defendiendo, pero pedimos continuamente al Señor que nos traiga más vocaciones, vengan de dónde vengan', resuelve su superiora.

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