Medio Rural decretó la alerta nivel 1 por el peligro para personas y viviendas. Dos jóvenes recibieron atención en el CHUO por intoxicación. Se desalojaron casas y ardieron fincas, gallineros e invernaderos

Dos fuegos en Cudeiro y A Lonia siembran la alarma en la ciudad al rodear casas

A las 15,35 horas de ayer, en la ciudad de Ourense se cumplía a la perfección una regla de oro mnemotécnica que trae mal fario a los servicios de extinción de incendios, 'los tres treinta': temperaturas por encima de los 30 grados centígrados -la estación del Campus registraba 35 -; viento superior a los 30 kilómetros por hora -a las 17,30 horas ya era de 34 km/h- y una humedad relativa del aire por debajo del 30% -25%, para ser más exactos-.
En ese preciso momento, las condiciones atmosféricas eran las idóneas para que la mecha prendiera y se propagara con facilidad. Y así lo hizo en dos puntos estratégicos en los alrededores de la ciudad: Cudeiro y Mende-Lonia-Canibelos.
Ya a las 16,00 horas, la parte norte de la ciudad estaba totalmente envuelta en un manto de humo cuyo avance parecía no tener control. Las llamas se avivaron con tanta facilidad que la Xunta tuvo que decretar la alerta de nivel 1 (posibilidad de adoptar medidas para proteger personas y bienes).
El hecho de que comenzasen en esos dos lugares a arder de forma simultánea hizo que los medios de extinción locales hubieran de concentrarse más en un lugar que en otro, según la intensidad de las llamas. Primero, se volcaron en Cudeiro y algo más tarde en Velle, en las proximidades con A Lonia.
Pero los vecinos, nada más oler a incendio, se convirtieron en improvisados brigadistas y se echaron a la mano desbrozadoras, hachas y mangueras para despejar la maleza en los alrededores de sus casas y enfriar el terreno con agua.
Isabel Fernández Gulín, una vecina de la calle San Tomé, cerca de A Lonia, se disponía a recoger la ropa de la colada cuando vio el humo. Enseguida se lo comunicó a su marido y se aprovisionaron de mangueras para impedir que las llamas se metieran en casa, aunque sí lo hicieron en los terrenos de su propiedad que hay alrededor. 'Témblanme as pernas porque a casa e o negocio están rodeados de monte', decía mientras se afanaba en echar agua alrededor de la vivienda.
Los afectados, pese a su nerviosismo inicial, aseguraban que comenzaron a respirar cuando vieron a los helicópteros y aviones sobrevolando sus casas. 'Tardaron por lo menos una hora en aparecer desde que se comenzó a ver el humo, pero ya están aquí y eso siempre tranquiliza, aunque viendo como avanzan las llamas te da la sensación que el agua no hace nada', aseguraba una vecina de Canibelos.
Guardias civiles, policías nacionales, locales y efectivos de Protección Civil acudieron a las localidades afectadas para ir tranquilizando a la población e ir tomando nota de las necesidades en cada zona. Esto posibilitó, por ejemplo, que los medios de extinción se reforzaran en un momento dado para impedir que las llamas afectasen a las instalaciones de la empresa Extraco, en las que, según precisaba su responsable, Nacho Prada, había un surtidor y un depósito subterráneo de gasóleo con 25.000 litros.
En Cudeiro, alrededor de 20 viviendas, según reconocían las fuerzas de seguridad, estuvieron a punto de ser desalojadas. Aun así, el avance de las llamas consumía a su paso fincas, invernaderos y hasta algún gallinero. Asimismo, dos vecinos de As Barxas, de 19 y 25 años, tuvieron que ser trasladados al CHUO por mareos producidos por la inhalación leve por humo.
La conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, se desplazó a Ourense para seguir el desarrollo del operativo contraincendios. En cuanto a la intencionalidad e los mismos, no le cabe duda: 'É difícil de entender como cando parece que un fogo vai ser controlado aparecen outros focos e se volve reavivar'.
También el alcalde, Agustín Fernández, acudió a la zona, donde hizo un llamamiento a la población para colaborar en dar pistas que puedan llevar a la detención de los autores, 'xente malvada que disfruta facendo dano ós demais'.

Para los agentes policiales no cabe duda de que fueron provocados. 'Hoy era un día clave para causar ese efecto alarma que persiguen los que queman el monte, debido al calor y al viento', aseguraba un agente de la Guardia Civil. Los incendios en los alrededores de la ciudad -añade- 'siempre son muy espectaculares y causan mucha alarma social porque el humo se hace visible para muchísima gente'.
De hecho, la población de los barrios afectados seguía por la noche con el miedo metido en el cuerpo. 'Esta noite non durmo porque esto en calquera momento pódese reavivar; teño unha filla nunha cadeira de rodas e non quero que lle pase nada', aseguraba preocupada Isabel Fernández Gulín.
A última hora de la noche, mientras las llamas continuaban sin control en los dos incendios, la Policía Local aseguraba tener pistas sobre dos sospechosos, vecinos de Cudeiro y Mende.

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