Es uno de los espacios más populares de Ourense, utilizado cada día por centenares o millares de ciudadanos, sea verano o invierno; puede decirse que es el 'hogar del pensionista' más concurrido de la ciudad, al aire libre, eso sí, donde conviven

El gran ateneo ciudadano al aire libre

Es uno de los puntos de encuentro más concurridos de Ourense, donde se dan cita gran número de personas para pasear, charlar, hacer ejercicio o, simplemente, dejar correr el tiempo.
La Alameda do Concello, que anteriormente fue Horta do concello y que como su nombre indica era un espacio dedicado a huerta en la Baja Edad Media y se encontraba fuera del entorno urbano. Por ese tiempo ocupaba los terrenos que hoy corresponden al mencionado enclave, separados por la carretera de Castilla en el siglo XIX.

El diseño actual -aunque ha sufrido algunas modificaciones- corresponde al arquitecto Vázquez Gulías, posiblemente el urbanista que haya dejado más huella en Ourense. Bajo el paseo central está ubicado el aparcamiento de vehículos, en tanto que entre Progreso y Parada Justel se encuentra el edificio de Correos y justo debajo de éste, el campo para jugar a la chave, deporte popular con gran arraigo en otro tiempo, hoy en franco declive.

En el centro, en la frontera entre la zona a jardinada y la de paseo, se encuentra el palco de música, otrora utilizado por la banda municipal para sus conciertos y que ahora tampoco tiene utilidad concreta, si bien define la fisonomía de la Alameda.

Durante décadas también fue el campo de juego y diversión de los alumnos del colegio Sueiro, que dirigía doña Pacita Sueiro, miembro destacado de una conocida saga de docentes. Su hijo Gonzalo, exalcalde de Xinzo y exdelegado de Educación, da clases todavía hoy en A Limia. En el Sueiro, que era de pago, se impartía la enseñanza Elemental y en él aprendieron sus primeras letras muchos alumnos que hoy son personajes destacados. Allí iban hijos de conocidas familias ourensanas como los Delgado, los Seoane, los Diéguez, los León o los Valencia, apellidos que todos ellos dieron relevantes representantes al mundo de la judicatura, el derecho, la arquitectura e incluso la política. Todos ellos (y ellas, claro) y los demás allí escolarizados se desfogaban en la Alameda.


USO HETEROGÉNEO

El colegio desapareció, pero se mantiene el uso heterogéneo por parte de los ciudadanos. Cada uno lo acomoda a sus necesidades. Los hay que hacen ejercicio físico a base de dar vueltas de arriba hasta abajo y viceversa; hay mamás, y algunos papás, que llevan a los niños a la zona infantil, donde los pequeños retozan en los juegos habilitados para ellos o bien juegan con otros como ellos, mientras madres y padres socializan entre sí, fortleciendo así la relación que establece la prole respectiva. Los hay a quienes esa zona se le queda pequeña y corren a lo largo y ancho del recinto.

A lo largo de la historia, la Alameda acogió eventos destacados: conciertos, verbenas, atracciones de feria, exposiciones, fiestas de los maios -con el gran Ben-Cho-Shey como mantenedor- o actividades políticas, como el fin de la gran manifestación por la autonomía, en la que Blanco Amor leyó un manifiesto reivindicativo en el que mencionó a Ramón Cabanillas -o Cabanillas bó, subrayó-, atrevimiento que le costó un serio disgusto, pues el malo, sin citarlo, era Pío Cabanillas, todopoderoso político de la época. El autor de A Esmorga salió del lío echando mano de la manida malinterpretación de sus palabras.

Aquello es historia y hoy, hay jóvenes que comparten su amor en alguna esquina, testigos ajenos a quienes van de un lado a otro. Abundan los desocupados que vienen allí a matar el tiempo. Priman los jubilados y pensionistas, solos o en grupo, aunque hay diferencias entre los asiduos, pues unos son fijos, haga el tiempo que haga, en tanto que otros sucumben a los momentos desapacibles. Crean sus propios círculos de amistades con las que departen de lo divino y lo humano. Lo mismo dan recetas tajantes contra la crisis que aportan soluciones al tráfico rodado en la urbe o ejercen de entrenadores de cualquiera de los equipos de fútbol que suscite interés; incluso son capaces de aportarle la alineación idónea a Del Bosque. Pueden debatir sobre la situación del mercado laboral, la fuga de cerebros y jóvenes, de lo que debería hacer o no hacer el Gobierno. La temática es absolutamente abierta. En este punto hay que señalar que en el sector de tertulias y paseos, los hombres ganan por goleada; las mujeres acuden, pero en menor medida.

Elpidio, por ejemplo, es de los fijos. Le da igual que haba frío o llueva. 'Se chove traigo paraugas e se fai frío, abrígome', pero se ha impuesto la disciplina de salir todos los días de casa. 'Se non agarrótanse os ósos e cada vez anda un máis impedido'. Fue fontanero y enseguida cuenta episodios de su experiencia laboral. Viene mañana y tarde, sólo hace un alto para comer y una leve siesta arrellanado en el sofá.


'TODO CONTROLADO'

Uno de los integrantes de la improvisada peña de paseantes y tertulianos es Antonio, que fue chófer y ahora es 'paseante' o 'inspector' de cualquier cosa que suceda en su radio de acción. Entre risas, añade: 'Teño todo controlado'. Su compañeiro Daniel tiene parecida filosofía vital. Trabajó en la construcción y a los 82 años, su mayor ocupación es matar el tiempo. 'Eiquí falamos de todo, ata das nosas cousas e das nosas familias'.

Dolores viene con su amiga Trini, casi siempre por la mañana. Pasean y luego si el tiempo acompaña toman un café en las terrazas. 'Por las tardes también vengo a veces con mi hija, que trae a la niña pequeña para jugar'.

Te puede interesar