Hasta 690 millones de euros. Es la cantidad que suma el listado de las principales obras e infraestructuras comprometidas y en algunos casos ya iniciadas en la ciudad, con cargo a las administraciones públicas autonómica y estatal, pero que se detienen en el tiempo e incluso amenazan con paralizarse definitivamente con el argumento de que la crisis económica obliga al ahorro y la austeridad, aunque todas ellas procedan de promesas y trámites adquiridos y realizados en tiempos de bonanza económica.
En esa cuenta pendiente de las administraciones con Ourense encabeza el ranking, por su presupuesto, la variante exterior de la alta velocidad ferroviaria, que parte de Taboadela y, a través de una amplia curva, permite la entrada del tren AVE en el barrio de A Ponte desde O Vinteún; pero también se incluye la estación intermodal, ahora cuestionada con la excusa de la contención, o la nueva depuradora de aguas residuales en Reza, que urge para clausurar definitivamente la actual instalación, en el mismo lugar, pero que, hoy por hoy, como todo lo demás, depende de la voluntad política y económica del Gobierno de Mariano Rajoy, y en algún caso más, del que ostenta Núñez Feijóo en Santiago -véanse la Cidade da Xustiza o los centros de salud de O Couto y o Vinteún-, ambos del PP.
El complejo monumental de San Francisco y la reforma y ampliación del Museo Arqueolóxico provincial son las dos intervenciones que más se han dilatado en el tiempo. Ambas están iniciadas, incluso ejecutadas en parte, pero la primera quedó paralizada por un conflicto judicial en el año 2006 y la segunda, mucho antes, en el año 2002, sin que se conozca a ciencia acierta cuándo tendrá su continuidad. Con el Museo, ubicado en plena zona monumental, cerrado, la única esperanza es que se acabe San Francisco, el Archivo Histórico pase a ese conjunto y el edificio que queda disponible sirva para ampliar una instalación con grandes riquezas en su interior pero que no puede ser visitada por nadie. La inversión comprometida para él, con cargo al Estado, rondaba los nueve millones de euros, pero hace años que no se continúan las obras, pese a la periódica insistencia de los políticos en la oposición.
Uno de los casos más recientes de falta de gestión es el Centro de interpretación de parques naturales, paralizado pese a que la financiación mayoritaria procede de Europa; o una sede para la Confederación Hidrográfica, para la que se llegó a convocar un concurso el año pasado que no se resolvió.
Son, en definitiva, cerca de 700 millones de euros pendientes de inversión en la ciudad pero que están más en el aire que nunca, una situación contra la que claman todos los gobiernos municipales, que también son los mismos que aún no han conseguido gestionar satisfactoriamente infraestructuras como la vieja cárcel, comprada al Estado a comienzos de los años 90 del pasado siglo por 500 millones de las antiguas pesetas, eternamente destinada a un incierto uso termal.
El complejo monumental de San Francisco y la reforma y ampliación del Museo Arqueolóxico provincial son las dos intervenciones que más se han dilatado en el tiempo. Ambas están iniciadas, incluso ejecutadas en parte, pero la primera quedó paralizada por un conflicto judicial en el año 2006 y la segunda, mucho antes, en el año 2002, sin que se conozca a ciencia acierta cuándo tendrá su continuidad. Con el Museo, ubicado en plena zona monumental, cerrado, la única esperanza es que se acabe San Francisco, el Archivo Histórico pase a ese conjunto y el edificio que queda disponible sirva para ampliar una instalación con grandes riquezas en su interior pero que no puede ser visitada por nadie. La inversión comprometida para él, con cargo al Estado, rondaba los nueve millones de euros, pero hace años que no se continúan las obras, pese a la periódica insistencia de los políticos en la oposición.
Uno de los casos más recientes de falta de gestión es el Centro de interpretación de parques naturales, paralizado pese a que la financiación mayoritaria procede de Europa; o una sede para la Confederación Hidrográfica, para la que se llegó a convocar un concurso el año pasado que no se resolvió.
Son, en definitiva, cerca de 700 millones de euros pendientes de inversión en la ciudad pero que están más en el aire que nunca, una situación contra la que claman todos los gobiernos municipales, que también son los mismos que aún no han conseguido gestionar satisfactoriamente infraestructuras como la vieja cárcel, comprada al Estado a comienzos de los años 90 del pasado siglo por 500 millones de las antiguas pesetas, eternamente destinada a un incierto uso termal.
