La falta de pruebas, al acogerse la víctima a su derecho a no declarar en el juicio, ha llevado a la absolución de un hombre acusado de dos delitos de malos tratos, dos de amenazas y uno de quebrantamiento. Aun así, fue condenado a un año de cárcel por otro delito de maltrato.
El testimonio de una trabajadora social y de la hermana de la víctima permitió condenar a un hombre por un delito de malos tratos, después de que la mujer se hubiera acogido a su derecho a no declarar. La declaración de estas dos personas no fue sin embargo suficiente para desvirtuar la presunción de inocencia del acusado en otro delito de maltrato, maltrato habitual y dos de amenazas que le atribuía el fiscal y por los que reclamaba otros cuatro años y medio de cárcel.
La jueza condena a Miguel M.D. a un año de prisión y dos años de alejamiento de la mujer al considerar probado que golpeó a su esposa en el transcurso de una discusión, en enero de 2007. La trabajadora social y la hermana afirmaron que la mujer les había contado que ese día el acusado le había dado una paliza. Además, la hermana aportó unas fotografías que la víctima le había enviado al móvil y que reflejaban diversos moratones en la cara.
Sin embargo, estas testigos no fueron tan precisas en los otros hechos que se les imputaba al acusado -entre ellos, que golpeara a su mujer en la espalda cuando estaba embarazada de seis meses y la amenazara con quemarla viva-. Por ello, y al no declarar la denunciante, carecemos de prueba para entender acreditado este hecho. Ambas testigos relataron que la víctima les había contado que era maltratada, aunque luego les decía que habían hecho las paces y que estaban bien. Pese a que la jueza cree que estos cambios pueden efectivamente responder al perfil de una persona que sufre maltrato, no se ha probado que así sea en este caso en concreto.
La jueza condena a Miguel M.D. a un año de prisión y dos años de alejamiento de la mujer al considerar probado que golpeó a su esposa en el transcurso de una discusión, en enero de 2007. La trabajadora social y la hermana afirmaron que la mujer les había contado que ese día el acusado le había dado una paliza. Además, la hermana aportó unas fotografías que la víctima le había enviado al móvil y que reflejaban diversos moratones en la cara.
Sin embargo, estas testigos no fueron tan precisas en los otros hechos que se les imputaba al acusado -entre ellos, que golpeara a su mujer en la espalda cuando estaba embarazada de seis meses y la amenazara con quemarla viva-. Por ello, y al no declarar la denunciante, carecemos de prueba para entender acreditado este hecho. Ambas testigos relataron que la víctima les había contado que era maltratada, aunque luego les decía que habían hecho las paces y que estaban bien. Pese a que la jueza cree que estos cambios pueden efectivamente responder al perfil de una persona que sufre maltrato, no se ha probado que así sea en este caso en concreto.
