A juicio por arrollar a otro motorista que esta vez no murió

Carlos Pérez, ayer desde la prisión de Pereiro.
photo_camera Carlos Pérez, ayer desde la prisión de Pereiro.

Carlos Pérez Pérez regresó de nuevo, esta vez virtualmente a través de una videoconferencia desde la cárcel de Pereiro de Aguiar, al banquillo de los acusados del Penal 2 por una causa pendiente desde 2020, poco después del confinamiento que trajo la pandemia sanitaria. Está acusado de arrollar a las 0,11 horas del 1 de junio a un repartidor de comida que circulaba en un ciclomotor a la altura del semáforo que hay al Jardín de O Posío, cuando conducía con una elevada tasa de alcohol. En la primera prueba dio 1,12 miligramos por litro de aire espirado, pero se negó a la segunda porque, según decía, no conducía él. Hay un testigo que vio como el acompañante se bajaba del asiento del copiloto y que incluso presenció el accidente cuando impacto contra el motorista que aguardaba a la apertura de un semáforo en rojo para los vehículos. Por culpa de ese impacto, salió disparado unos seis metros por el aire. El motorista sufrió policontusiones y fracturas por las que recibió tratamiento médico-quirúrgico.

El inculpado, tal como hizo cuando fue imputado por el homicidio de un motorista luso que circulaba por la N-525 el 7 de septiembre de 2019 (fue condenado a 12 años pero están pendiente de un recurso en el Supremo), desvió su responsabilidad y aseguró que no conducía él sino su acompañante.

Seis meses de cárcel

El juicio de ayer en el Penal 2 finalmente fue suspendido porque no compareció la víctima ni la persona que iba de copiloto cuando ocurrió el accidente. La jueza lo señaló para el 3 de noviembre porque la agenda está llena hasta entonces. Se enfrenta, tras la modificación introducida ayer por el fiscal, a una petición de seis meses de cárcel y la privación del carné de conducir por un año y un día por la negativa a realizar la prueba para que la Policía Local comprobase la tasa de alcoholemia.

En el momento en que ocurrió este último accidente, acababa de recuperar el permiso de conducir (el 26 de mayo) tras la privación decretada por sentencia firme por el Juzgado de Instrucción de Carballiño por conducir ebrio y también tenía pendiente, como principal causa, el juicio por el siniestro en la N-525 cuando circulaba a 125 kilómetros por hora en una zona limitada a 60.

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