Julio Rivera, la promesa artística que se fue muy joven

Julio Rivera (Ourense, 1959-1990) se fue muy joven, pero le dio tiempo a ser hijo, hermano, abogado, pintor, músico, escritor y, sobre todo, una persona muy inquieta. Luis Rivera, conocido comerciante de la ciudad, recuerda al hermano que murió demasiado pronto, pero también quiere homenajear al pintor del que 30 años después de su fallecimiento sigue apareciendo obra. El 7 de julio a las 20,30 horas se inaugurará en la Sala Valente una gran exposición sobre la obra de este ourensano, comisariada por Eva Torres. Serán 70 cuadros. “Es solo la punta del iceberg de todo lo que hizo y tiene repartido por Ourense, Baiona, Madrid, Barcelona…”, enumera Luis Rivera. Preside la Asociación cultural Memorial Julio Rivera, que organiza la muestra. Mientras habla del artista, entra al almacén un amigo con un cuadro para ceder a la exposición. “Lleva 30 años sin salir de casa, así que cuidadito”, bromea. El amigo entrega un autoretrato de Julio Rivera. Coincide con su época final, donde la pintura era más oscura y con sombras. No es la única sorpresa. En la tienda de Rivera, guarda una mesa camilla pintada por su hermano. “La pintó con 17 años y esta obra estuvo debajo de una mesa camilla durate 40 años”, dice el presidente de la Asociación cultural Memorial Julio Rivera. También viajará esta semana a la exposición. Julio Rivera era el mayor de ocho hermanos. Su padre, abogado, le inculcó la profesión. Llegó a combinarla con la pintura. Fue dibujante en revistas como Rosalinda y Tintimán, empezó a desarrollar proyectos de cómics y enseguida fundó el colectivo artístico “Pazo Xafoi”. “Tenían un programa que era como ‘El Mundo Today’ de ahora”, dice Luis Rivera sobre aquella generación. Fue en los ochenta, en Barcelona, donde impulsó más su carrera pictórica. Allí estudió en la Escuela INA y comenzó a tener contactos en la Fundación Antoni Tàpies. “Allí empieza a hacer obra compulsivamente. Él era zurdo. Le obligaron a escribir con la derecha las monjas. Pero él siempre pintó con la mano izquierda. Hata sus últimas obras. Era terco”. En 1984, Julio Rivera regresó a Ourense y, además de la pintura, explota la faceta de locutor. En el programa “Pazo de Xafoi” teatralizaban las noticias locales. “No había guión. Escribían en servilletas de papel, en paquetes de tabaco… Y hablaban de todo. La capacidad creativa era desbordante”, recuerda Rivera. Precisamente “Pazo Xafoi” tuvo relación con Telemiño, donde grabaron varios programas. “Son brutales”, dice Rivera. La faceta audiovisual de Julio Rivera tendrá también un apartado importante en la Sala Valente, con las grabaciones de aquel retrato que hacían sobre la sociedad ourensana. En la exposición estarán hasta los urinarios artísticos que le encargó la empresa Roca. “Orines sobre su enemigo”, se lee en uno de los bocetos de Julio Rivera que conserva su hermano. “Hay muchísima obra. Él hacía de todo. Siempre estaba dibujando o escribiendo”. En las 70 obras hay, especialmente, escenas cotidianas. Luis Rivera presume del cuadro titulado “En el balcón de Playa América”, firmado en 1979. El gran sueño de Luis Rivera, a través de la Asociación cultural Memorial Julio Rivera, es recopilar toda la obra de su hermano y editar un libro “como Dios manda”.