El fiscal solicita para él nueve meses de prisión por 'incendio imprudente'

Juzgan a un acusado de una quema incontrolada

Francisco Marcial Ares. (Foto: MARTIÑO PINAL)
El juzgado de lo Penal número uno de Ourense juzgó ayer a Francisco Marcial Ares Méndez, de 53 años, a quien el Ministerio Fiscal le imputaba haber originado una quema en una finca para la que tenía permiso, provocando un incendio que se propagó a los terrenos colindantes y que calcinó 3,4 hectáreas. Los hechos, que ocasionaron a la Xunta de Galicia 7.230 euros en gastos de extinción, ocurrieron el 24 de febrero del 2009, sobre las 12.50 horas, en un paraje de Fradelo (Viana do Bolo). Según la versión que sostuvo la acusación pública, 'procedió sin las más elementales medidas de seguridad'.
El acusado, que reconoció ayer los hechos, afirmó: 'Fóiseme das mans, intentei apagar o lume con xestas pero non o conseguín'. Entonces, añadió, 'pasei o rebaño para o outro lado do río e, moi nervioso, esperei polos servicios de extinción'. A preguntas de la acusación particular, que ejercía la Xunta, reconoció 'non establecer un perímetro de seguridade'. Por parte de la defensa, se alegó que 'no se le dio -refiriéndose al procesado- ningún consejo sobre cómo realizar la quema, ya que pidió el permiso telefónicamente'. Un agente de la Guardia Civil que declaró ayer en calidad de testigo -y que participó en su día en la redacción del atestado-, explicó que 'la persona no estaba en condiciones de asumir la quema'. Precisamente, en relación a esta circunstancia, el fiscal solicitó que, si procede, se aplicase una atenuante, al tener el acusado, en el momento de los hechos, 'las facultades intelectivas y volitivas levemente mermadas por un síndrome depresivo'.

El agente explicó, por otra parte, que el imputado 'no hizo una limpieza previa de la zona y que no disponía de medios para hacer frente a las llamas'.

El fiscal solicitó para el encausado una pena de nueve meses de prisión 'por incendio imprudente', petición a la que se adhirió la acusación particular. La defensa, solicitó, por su parte, la libre absolución de su cliente al entender que 'no hubo una absoluta falta de cautela'. Alegó que el procesado 'intentó apagar las llamas con xestas y con agua que tenía en un recipiente' y que 'nadie le dio ningún tipo de indicación sobre cómo debía realizar dicha quema'.

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