La reparación de daños en el casco histórico requiere tratamientos más caros para preservar la piedra

La limpieza de las pintadas supone un gasto para el Concello de 1.000 euros semanales

La rúa Monterrei, junto a la Praza do Trigo, una de las más castigadas por los vándalos. (Foto: Xesús Fariñas)
Las pintadas con aerosol se han convertido en una plaga de difícil y costosa erradicación. El casco histórico y el centro de la ciudad son las zonas más castigadas y su limpieza supone un gasto semanal de 1.000 euros diarios para las arcas municipales. La Policía Local identificó esta semana a cinco miembros de una banda a la que le atribuye el 40% de las pintadas existentes, aunque los agentes subrayan la dificultad de vigilar a los infractores, pues actúan con rapidez y sigilo a cualquier hora de la noche.
Garabatear en las paredes mediante el uso de aerosoles es una plaga que se padece de lleno en la ciudad. Al efecto antiestético evidente y sus terribles efectos para el patrimonio ourensano, se le suma también un gasto público que puede alcanzar los 1.000 euros semanales, en concepto de limpieza de paredes, fachadas y mobiliario urbano ensuciadas por los vándalos. El edil de Medio Ambiente, Demetrio Espinosa, explica que el Concello desembolsa al año cerca de 50.000 euros, un gasto que se ha incrementado en los últimos ejercicios, pues el gasto normal en otros tiempos no superaba los 28.000 euros.

La especial incidencia de las pintadas en el casco histórico (la zona más castigada, junto al centro) encarece el proceso de limpieza, pues en piedras monumentales no se puede utilizar arena a presión, el método más utilizado en fachadas, debido a su poder de erosión. Al igual que sucedió con las pintadas de la Catedral del pasado año, las paredes históricas precisan de un minucioso trabajo a mano con compuestos químicos.

Los vándalos son jóvenes en su mayoría. Esta semana, la Policía Local identificó a varios miembros de la banda ‘Máximos Kolgaos Liándola’ (MKL), responsable del 40% de las pintadas de la ciudad. Al año, los agentes suelen identificar a una media de 6 u 8 responsables de garabatear las paredes. No es tarea fácil, recalcan fuentes policiales, ya que los autores ensucian el entorno en cuestión de segundos, sin ocasionar ruido y siempre a horas con poco tránsito en las calles. La Policía Local invita, además, a que los vecinos denuncien las pintadas que detecten para poder iniciar investigaciones al respecto.

Contra quienes defienden el uso del graffiti como expresión artística, el concejal de Medio Ambiente hace un llamamiento al respecto. Demetrio Espinosa explica que el Concello está dispuesto a poner a disposición de los jóvenes dibujantes con espray murales o paredes, siempre que lo soliciten formalmente. ‘Lo que no podemos consentir es que los ciudadanos paguemos las ‘expresiones’ de unos pocos’, concluye.

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