“Llevo tres meses sin ver a mi hija"

Anahí Magalhaes es el claro ejemplo de la libertad que generó el acuerdo de Schengen (entró en vigor en 1995) para la supresión de fronteras en la Unión Europea. Su padre es francés, su madre española y está casada con un portugués, con el que tiene dos hijas de corta edad. Anahí Magalhaes reside en Rabal (Oímbra) y el cierre de la frontera con Portugal para impedir la propagación del coronavirus provoca que lleve tres meses sin ver a su marido y a una de sus hijas, de cuatro años. "Fijamos la residencia en Rabal para estar cerca de la familia de mi marido y, en vez de estar juntos, estamos separados", lamenta Anahí Magalhaes. El cierre de la frontera sorprendió a su marido e hija mayor en el municipio portugués de Vila Flor, en el distrito de Bragança, a donde se desplazaron para que la niña estuviera con los abuelos. Anahí Magalhaes se quedó en Rabal con su otra hija, que aún no cumplió un año. "Hablamos por teléfono, pero tengo unas ganas enormes de verla, de abrazarla. No sé cómo puede haber aún fronteras. Nunca creí que llegaría a esta situación", comenta al tiempo que acaricia la cara de su niña. "Intentaron regresar pero no los dejan pasar. Le aconsejaron que permanezca en Vila Flor", asegura, puntualizando que ella tampoco puede viajar hasta dónde está su marido. "Y aquí estoy, sin poder ver a mi hija y resto de la familia", lamenta. Esta mujer pedía ayer por la apertura de la frontera, aunque solamente sea para permitir la circulación de los vecinos que demuestren que residen o trabajan en los municipios fronterizos. José Manuel Rodríguez es natural de A Xironda (Cualedro), pero está casado en Montalegre, donde fijó su residencia y ejerce su profesión de abogado. "Llevo meses sin ver a mis padres. Estamos en contacto pero no nos vemos", lamenta. Entre Montalegre y A Xironda (unos diez kilómetros) hay dos carreteras fronterizas, pero las dos estas cerradas. José Manuel Rodríguez está obligado a dar un rodeo de más de 130 kilómetros por el paso fronterizo de Feces de Abaixo con el riesgo de que la Policía Nacional no lo deje pasar si no acredita la justificación del desplazamiento. "Hablo con la familia, sé que están bien y a ver si los veo pronto", asegura, instando a la reapertura de la frontera "con las debidas medidas de seguridad sanitarias". Además de las familias separadas, el cierre de los pasos fronterizos obliga a diario a numerosos trabajadores a dar un largo rodeo por Feces de Abaixo para incorporarse a sus puestos, bien en la provincia de Ourense o en el país vecino. Los pasos fronterizos fueron sellados con grandes bloques de hormigón, pero hay conductores que circulan por el monte para evitar el rodeo, no gastar combustible y ganar tiempo para llegar a su trabajo. Javier Suárez maneja en la mañana de ayer un tractor pala, con el que abría dos zanjas en un prado de su propiedad en Oímbra. "A ver si haciendo estos agujeros no pasan. Desde que cerraron la frontera me están abriendo un camino por el prado, porque el trasiego de coches es continuo", lamentaba. En la misma zona, los conductores también utilizan las márgenes de un viñedo para cruzar la frontera. Años del contrabando Barbará Rodrigues es trabajadora transfronteriza. Reside en Vilar de Perdices (Montalegre) y trabaja en Cualedro, aunque en la actualidad está en un ERTE. "Para firmar los papeles cuando quedé sin trabajo tuve que dar un rodeo por Chaves y Verín, cuando estoy a menos de diez minutos de mi trabajo", explica, recordando que ya tuvo que hacer el mismo viaje hace unos días para acudir al médico. El cierre de las fronteras trae a colación los años duros del contrabando entre los vecinos y comerciantes de la Raia. Juan Fernandes reside en Montalegre y coqueteó a mediados del siglo pasado con el contrabando de café y jabón. "Entonces cruzábamos de un lado a otro con burros o a pie, pero había siete carreteras con aduana entre la provincia de Ourense y Portugal. Ahora solamente hay una", recuerda. Luis Carlos Grilo regenta una empresa de aluminio e hierro en Chaves. "Tengo trabajos pendientes de realizar la provincia de Ourense y no me dejan pasar. El cierre de la frontera me está ocasionando pérdidas económicas", asegura.