Llega esta tarde a Ourense con "El Rey", una obra en la que, en clave de humor, se aborda la figura de Juan Carlos I, padre del actual rey
Luis Bermejo llega esta tarde a Ourense con "El Rey", una obra en la que, en clave de humor, se aborda la figura de Juan Carlos I, padre del actual rey. Estará acompañado por Guillermo Toledo y Alberto San Juan, autor del texto.
¿Es una obra escrita desde la libertad o ha habido autocensura?
Habría que preguntarle al autor, pero en el montaje de la obra hemos sido bastante respetuosos, entendiendo por ello que no hemos querido hacer ninguna caricatura de Juan Carlos. Queríamos acercarnos a la figura del rey como persona, de cómo ha llegado aquí. Hay muchos datos que son documento y que motivarán al espectador a intercambiar opiniones, entre ellos y con los actores. Es un buen ejercicio de memoria de lo que ha sido el rey por un lado, y por otro de lo que fue la Transición. Es un inteligente documento histórico teatral, que facilita la ficción y da libertades. Nos hemos sentido muy libres.
Mirar hacia atrás, ¿es eso más necesario que nunca?
En realidad más que mirar hacia atrás yo querría mirar al presente, que se explica con determinados gestos del pasado. En teatro siempre subyace una gran pregunta, y desde ahí se intenta explicarnos la vida. Ese ejercicio de memoria es necesario, a veces con apasionamiento y a veces de manera desapasionada. En este caso, en escena hay mucha pasión.
¿Realiza usted una imitación del rey?
En ningún momento se trata de una imitación, hay momentos de aroma. Pero queríamos ahondar en la figura. No me parecía importante una imitación exacta, porque el discurso puede pasar inadvertido, y aquí interesaba lo que hay debajo. Es una obra donde se reflexiona sobre todo esto a través del humor, el vehículo más inteligente.
Tras los últimos acontecimientos de la actualidad, ¿el teatro como forma de expresión está empezando a estar en peligro?
En el teatro debe haber siempre peligro, creo que tiene que provocar, cuestionar, confrontar y, desde luego, como actor uno debe transitar por las situaciones saltando al abismo, al vacío. Debe haber peligro, el externo, ya vivimos mucha autocensura. Lo de los titiriteros es una gran absurdez.
La autocensura, ¿es el gran peligro?
Tenemos que tener mucho cuidado, debemos sentirnos libres en cada momento, creo que precisamente el teatro da eso, es un espacio de libertad, y se la da al espectador también, porque ayuda a soñar y a pensar. Esto nos posibilita seguir educándonos.
¿Estamos en momentos para pensar?
De los pocos espacios que nos quedan libres para hacerlo es el teatro. Las tecnologías están muy bien, pero todo se consume a una velocidad endiablada, y aquí podemos parar un poco la prisa y pensar.
¿Seguirá sobreviviendo el teatro?
Por supuesto, está más vivo que nunca, pero interesa que no se piense.
¿Ha ido la familia real a verles?
Que yo sepa no, pero les invito a que lo hagan. Me encantaría, y poder después comentar la obra con ellos.
