Cuando tenía nueve años, su madrina le regaló una cámara de fotos por su primera comunión. Así comenzó la pasión de Pili Prol (México D.F, 1968) por la fotografía. Sus primeros retratos se los hizo a sus perros, luego inmortalizó desde reyes hasta quinquis, y ahora está especializada en bebés. Hoy reabre su estudio fotográfico en la calle peatonal Monte Medo y, a partir de las ocho de la tarde, lo celebrará con sus amigos y clientes.
“Sin cámara soy tímida, pero con ella soy una leona”, confiesa Pili, que lleva más de 36 años fotografiando ourensanos. En la época en la que trabajó como fotógrafa de prensa, estaba especializada en sucesos y juzgados, y recuerda que, aunque entonces era un oficio mayoritariamente masculino, la trataban mejor por ser mujer. “Me recorrí toda la provincia de pe a pa. Lo mejor de la gente de Ourense es que es muy alegre”, asegura esta hija de emigrantes retornados, que llegó a Galicia con 15 años. Sus padres, Nieves y Carlos, dejaron Avión y Beariz y se fueron a México, donde se conocieron. “Están muy orgullosos de mí. Y es que adoro mi trabajo, disfruto trabajando y hay muy poca gente que pueda decir eso”, presume.
Tras 26 años en prensa, decidió dar el salto y hacerse autónoma, un paso duro en lo económico, pero muy positivo en lo creativo. “Los bebés son lo más maravilloso que puedes fotografiar, pero también lo más difícil. La sonrisa de un bebé no se la sacas a un adulto”, señala sentada en su nuevo estudio, un espacio amplio, lleno de luz y de atrezzo para sus retratos.
Perfeccionista hasta el punto de afirmar que “está prohibido que una foto de carné salga mal”, esta mujer pionera en su profesión fue también piloto de rallies. Esta tarde reabrirá su estudio para celebrar un nuevo comienzo.
