Un libro de Enrique Beotas y Sergio Casquet recoge la peripecia vital del jurista alaricano

Modesto Seara: 'Siempre quise ser de los medianos'

Modesto Seara planeó su vida desde muy joven y por eso decidió cuando era niño las tres profesiones que le gustaría ejercer de mayor.
La primera era piloto de aviación. A los 11 años había estudiado lo suficiente como para dirigir un avión, al menos en el plano teórico. Si esta opción fallaba sería escritor, y de hecho en su etapa de estudiante de Bachillerato en Vigo llegó a escribir una novela 'que afortunadamente desapareció y nunca más creo que aparezca'. La tercera opción era dedicarse a la política internacional, para lo cual había preparado unas oposiciones a la carrera diplomática. Pero el día que se celebraba el examen de acceso en Madrid, él tenía que defender su tesis sobre el Derecho interplanetario en París. Eligió París y aquella elección le convenció de que 'no tenemos el control de nuestra vida, sino que somos como un guijarro en medio de una corriente de agua que te mueve, te desplaza y te lleva donde quiere'.

En la tarde del viernes se presentaba en la casa de Galicia en Madrid el libro 'Modesto Seara: la mirada universal', escrito por Enrique Beotas y Sergio Casquet, que contó con la presencia del propio Seara que conquistó rápidamente al público narrando la historia de su vida desde su Allariz natal a México, donde creó el sistema de universidades estatales de Oaxaca, un entramado formado por ocho universidades, 15 campus en 600 hectáreas de terreno, más de un millar de profesores, 600 edificios y 41 carreras, casi todas del ámbito de las ciencias y la tecnología.

Nada de esto había planeado, tan sólo una serie de coincidencias fueron llevando a Modesto Seara a ejercer distintas actividades profesionales en Europa, Estados Unidos y México. En todas estas etapas se guió por el mismo principio, 'no estar demasiado cerca del sol', por eso cuando se iba poniendo bajo el foco de la atención y el interés general optaba por desaparecer de escena y cambiar de actividad. Aseguró que no se sentía ningún genio, que sus calificaciones en la Universidad eran normales, 'siempre he querido ser de los medianos, porque a fin de cuentas son los que triunfan, mientras los genios se quedan abajo'.

De nuevo fue un encuentro fortuito el que marcó su siguiente etapa en la vida. Un antiguo alumno suyo de la Facultad de Derecho de la UNAM, Heladio Ramírez López que era gobernador del Estado de Oaxaca, le pidió que le elaborara un proyecto para una universidad en la ciudad de Huajuapán de León. Seara elaboró el proyecto, y con él dio inicio a un nuevo modelo universitario concebido como una universidad para el desarrollo. La Universidad Tecnológica de la Mixteca inició sus labores en 1990, con 48 alumnos, cinco profesores y dos aulas. La constancia y el trabajo convirtieron en pocos años a esta universidad en una de las mejores de todo México.

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