Carta a Sánchez

Cartas al presidente | Sr. Sánchez, organice el regreso gradual ya

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Se nos ofrece este espacio para trasladar nuestra visión de la situación que desde hace ya más de un mes llevamos afrontando y de la que, por desgracia, no sabemos la fecha en que terminará. Es cierto que esta crisis ha llegado con virulencia y, como fichas de dominó chocando entre ellas, ha ido afectando a todos los ámbitos de la vida y de lo que nos rodea: sanitario, económico, personal, familiar, laboral, social… Pero esa fuerza con la que ha irrumpido en nuestras vidas y atacado nuestra forma de vivir no llevaba implícita la inmediatez o inminencia que justifique los errores cometidos, ya que, de una u otra manera, percibíamos a lo lejos cómo se acercaba; y sin embargo, nuestras barbas no se pusieron a remojo mientras veíamos las del vecino afeitar.

No cabe duda de que es momento de ser constructivos, y desde nuestra organización, como representante del tejido empresarial de la provincia, hemos optado por eso y por la colaboración con las administraciones locales,  provinciales y autonómicas desde el primer momento. Asimismo, hemos multiplicado el esfuerzo y los recursos para ayudar de todas las maneras posibles a los empresarios y empresarias, facilitándoles la asimilación de toda la información y procedimientos que iban surgiendo a medida que avanzaba el estado de alarma, y solventando sus dudas en todas las acciones que ha requerido la entrada en vigor del estado de alarma. 

Sólo así conseguiremos que la recuperación sea antes y para un porcentaje mayor de empresas

Pero ser constructivos no nos impide dejar constancia también de lo que, a nuestro parecer, han sido actuaciones equívocas de los gestores de esta crisis. Estamos afrontando una pandemia que además de llevarse vidas humanas por delante -que lamentamos profundamente y evitarlas es el primer objetivo del confinamiento- dejará en la cuneta a empresas, autónomos y trabajadores. Y en las manos de todos está cooperar para conseguir que el número de unas y otras sea el menor de los posibles. 

El puesto que ocupo me ha permitido sondear las impresiones de empresarios y autónomos a través de llamadas y de la encuesta que les hemos remitido, y de ellos las expresiones y sentimientos que más escucho y leo son ‘miedo al futuro’, ‘agobiados y dejados de lado’, ‘la complicación para acceder y tramitar todo lo que está surgiendo’, o ‘¿cómo vamos a salir de ésta?’, entre otras, porque aunque hay mecanismos y ayudas encima de la mesa, desde el principio ha sido tremendamente complicada su tramitación, y está por ver el resultado. 

A las empresas que han solicitado ERTES les preocupa no poder seguir manteniendo su plantilla en los próximos seis meses, lo que les llevaría a tener que devolver las cuotas de la Seguridad Social y las prestaciones que perciban sus trabajadores, situación a la que tampoco podrán hacer frente. 

Desde el inicio, no se tuvieron en cuenta peticiones de colectivos como el autónomo que solicitaba exención de cuotas, aplazamiento de pagos o una tarifa plana para cuando salgamos de esta situación. Recién aprobado este aplazamiento de pagos hasta el 20 de mayo, llega, como otras medidas, tarde y sin saber todavía si para esa fecha seguirán muchos de ellos sin poder llevar a cabo su actividad para empezar a facturar y contar con ingresos. 

Si hay dos palabras que a mi entender definen la gestión de esta crisis son improvisación y descoordinación, a las que se le suma la falta de comunicación y diálogo del Gobierno central con los principales canalizadores de estas y otras demandas: las organizaciones empresariales y de autónomos. En definitiva, falta de trabajo en equipo, entendiendo por este equipo algo más amplio que las sillas de ministros y ministras, pues a este contorno se han reducido las consultas y toma de decisiones. Eso es lo que hemos echado en falta desde el tejido empresarial, una estrecha colaboración con el Gobierno, al fin y al cabo, en este tejido va a residir gran parte de la recuperación, en la medida en que sus fuerzas sigan intactas, o lo menos dañadas posible, para volver al trabajo y recuperar sus activos más preciados: los empleados.  

Esta falta de colaboración en el primer escalón, el estatal, no la hemos notado en los siguientes niveles, por eso confío en que las administraciones que están más cerca de las empresas y del ciudadano, en su región, provincia y concello, son las que les ayudarán, en mayor medida, a recuperar su actividad y su normalidad. Me refiero a las medidas que tanto Xunta, como Diputación y Concellos han programado o puesto ya en marcha y que prevén aliviar la carga de autónomos, comercios, pymes, etc…, cuando regresen a la actividad. 

Esta vuelta al trabajo merecería otro apartado, aunque ya no me va quedando espacio, porque creemos que tampoco está siendo lo organizada que cabría esperar. Hay actividades que han regresado a una maquillada normalidad, tomando para ello medidas de prevención y protección más rigurosas, pero que no pueden cumplir por una falta de material y EPI que es ya acuciante en algunos sectores y empresas. Ante el descenso de contagios y fallecimientos que estamos ya alcanzando, consideramos imprescindible que ahora se garantice el suministro del material de protección, para que otros sectores se vayan sumando a la actividad, más pronto que tarde, y puedan así minimizar los efectos negativos de la crisis económica que sucederá a la sanitaria. En la medida en que esta vuelta se produzca en los próximos días, escalonadamente y con garantías, creemos que los efectos negativos serán menores. De hecho, en la encuesta a la que antes me refería, un 40% de las empresas participantes nos han trasladado su confianza en que la recuperación podría llegarles a los seis meses tras el reinicio de la actividad. Para que esto sea así hay que organizar ya un regreso gradual de todos los sectores, sólo de esta manera conseguiremos que esa recuperación se produzca antes y para un porcentaje mayor de empresas. 

Desde el final de estas letras, quiero trasladar a los empresarios y empresarias autónomos y autónomas de la provincia de Ourense que hay que conservar el ánimo y la entereza. Las empresas tenemos una gran capacidad para superar adversidades; este escenario tiene un fin temporal y, cuando llegue, tenemos que trabajar en equipo, remar todos juntos, y recordar y aplicar todo lo positivo que estamos viviendo estas semanas: solidaridad, respaldo, protección y compañerismo, para conseguir unidos una pronta recuperación. 

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