El ourensano asesinado en Caracas intentó escapar de sus asaltantes

Antonio Gil (primero por la izquierda), abrazado a su esposa Hilda, en una fiesta con otro matrimonio
Antonio Gil Gil, el emigrante de Cortegada muerto de un disparo el pasado viernes por la noche (hora de Venezuela) en su domicilio de Caracas, ya se había dado cuenta de que los ladrones que acabaron con su vida lo estaban siguiendo, posiblemente para apoderarse de su vehículo y el dinero que llevaba encima, cuando salía de la Hermandad Gallega en dirección a su casa.
El fallecido había pasado la tarde del viernes en el centro, en compañía de su esposa, su hija y un nieto de 10 años y abandonó las instalaciones en coche, junto con su nieto (el resto de la familia ocupaba otro vehículo), camino de su domicilio en el barrio residencial de Montecristo.

Así relata los últimos momentos de la vida de Antonio Gil el presidente de la asociación Terra de Celanova y Baixa Limia en la capital venezolana. Manuel Quiroga detallaba ayer, tras contactar con los familiares del fallecido, que nada más salir de la Hermandad comprobó que dos hombres le seguían en un furgón. 'Dio varias vueltas y consiguió despistarlos, pero cuando estaba cerca de su casa, su nieto lo alertó de que el furgón volvía a estar detrás de su coche', relató Quiroga.

Antonio Gil residía en un chalé con espacios ajardinados cercados por una verja. En su coche, llevaba el mando a distancia con el que abría la puerta de acceso pero, según Quiroga, aunque pulsó el aparato para abrir la puerta, optó por dar dos vueltas por las calles adyacentes a la vivienda en un nuevo intento por desprenderse de los perseguidores. 'Al final, se fue acercando a la casa y entró rápido con el coche pero los ladrones también tuvieron tiempo d entrar', detalló Quiroga.

Al final, los supuestos atracadores, y según habría relatado el nieto a sus familiares, no llegarían a mediar palabra con la víctima, a la que dispararon a bocajarro en la cabeza, sin hacer daño a su nieto. En la casa ya los esperaban su esposa, Hilda, y la hija. Tras efectuar el disparo, los perseguidores salieron corriendo en el furgón, sin intentar robar su vehículo ni entrar en la casa familiar.

Los agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Caracas trabajaban ayer con la hipótesis de que los dos ladrones dispararon ante el temor de que el fallecido estuviera armado y los matara. El cuerpo de seguridad mantiene la investigación abierta y está a la espera de conocer los resultados de la autopsia que se le hizo a la víctima.

Antonio Gil ejercía como secretario cultural de la sociedad 'Fillos de Ourense' en Venezuela. El presidente del colectivo, Francisco Álvaro Gómez, se mostró conmocionado al tiempo que resaltó que el fallecido era una persona 'entrañable, preocupado por su familia y muy trabajador. No sé qué pudo haber pasado', lamentó.

El alcalde de Cortegada, Avelino de Francisco, también destacó la calidad humana de Gil Gil, aunque le conocía menos. 'Estuvo aquí el pasado verano, pero la mayor parte del tiempo lo pasaba en Celanova', aseguró.

El fallecido es natural de la localidad de Zaparín, donde reside un primo suyo y donde causó consternación su muerte.

ÁLVARO GÓMEZ: ES UNA ANARQUÍA ESTAMOS EXPUESTOS A CUALQUIER COSA

El presidente de la sociedad Fillos de Ourense en Venezuela, Francisco Álvaro Gómez, advirtió de la dura situación que están sufriendo los emigrantes gallegos en el país suramericano. 'Estamos viviendo una anarquía, estamos expuestos a que nos pase cualquier cosa', afirmaba.

La mayoría de los emigrantes ourensanos, conscientes de la situación, llevan años extremando las precauciones, que pasan por cambiar constantemente de itinerario, vigilar para cerciorarse de que no los siguen e instalar todo tipo de sistemas de seguridad en sus viviendas y empresas. Algunos de ellos, los de mayor poder adquisitivo, incluso se vieron en la necesidad, según Álvaro Gómez, de rodearse de guardaespaldas.

Pero las medidas de seguridad pueden ser burladas, como sucedió con Antonio Gil. 'Para divertirnos ya solemos ir a la Hermandad Gallega, que tiene protección. De hecho, Antonio Gil estuvo toda la tarde en las instalaciones aunque después lo mataron. Si quieren tirotearte, no hay nada que hacer' , apuntó Gómez.

Los restos del fallecido eran velados ayer por amigos y familiares. El entierro está previsto que sea hoy en Caracas.

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