Pasó lo que pasó | Han bebido sangre de unicornio

Los dos chicos Conozco un par de animosos y comprometidos veinteañeros que se han metido a la política movidos por un conjunto de ideales y con el noble propósito de cambiar el mundo. Vamos, lo que ha sido siempre antes de que los partidos amamantasen cachorros para convertirlos en comandos de obediencia ciega. Estos dos chicos lucían el brillo en la mirada, ilusionados, felices porque iban en una lista electoral en las pasadas elecciones municipales. Si le tocase el boleto entrarían en la institución a hacer valer su corpus ideológico, pero se le ha venido abajo el techo de la ilusión porque el tacticismo y los intereses, casi siempre espurios, priman sobre el bien común. Bienvenidos al mundo real, jóvenes. Su partido no fue el que pactó con Jácome, pero lo intentó hasta la última hora, como el PP. Les queda ya el resabio de que en esto de la política la mentira luce más que cualquier valor. Es la añagaza la que ha ganado nuevamente con la constitución de la corporación municipal ourensana, en la que Jácome sigue cuatro años más, ya el menos culpable de todos, porque la mayoría ha ido a cortejarle, pero solo atendió la dote del PP. Con el Gobierno de la Xunta y en puertas la Moncloa es el que más puede darle, es el que la tiene más grande. La mentira El PP vuelve a las andadas cuatro años después, blanqueando el populismo, mintiendo sin disimulo todos los cargos que juraron no caer en la misma trampa. En vez de preguntarse sobre su patinazo el 28 de mayo y hacer de la necesidad virtud para reconstruirse toma el salvavidas que le tira el atrabiliario personaje, que ya les dio por todos los lados los últimos cuatro años. No hubo cargo público, militante, simpatizante o filopepero que no hubiese rajado fino del pacto contra natura de Jácome y Baltar hace cuatro años (qué sarcasmo, también le sobrevive el hijo político bastardo al hasta hace nada líder provincial). Todos ellos acabaron las existencias de juanolas para aclararse la voz después de haberse quedado afónicos predicando los males del anticristo. El alcalde al que calificaron de corrupto y como tal lo denunciaron ante la Justicia es ahora un gran compañero de viaje, con el que retozar hasta las luces del alba. Y menos mal que Jácome no se presenta a las elecciones generales. Sería llave para el gobierno de Feijoo. Fijo. Ya no sería letal. El Madrid-Barça La partitocracia reinante puso al PSOE y al PP como irreconciliables rivales desde la Transición, dejando para pactar asuntos muy puntuales. Son como el Barça y el Madrid, rivales encarnizados en el césped y fuera de él. Sus aficiones se retan y se desean el descenso, pero cuando juega la selección la plantilla de titulares está trufada de jugadores de ambos clubes, celebran las victorias y se abrazan en cada gol porque llevan la misma camiseta. La selección es, a la postre, una excepción, una tregua en la rivalidad. En Ourense la excepcionalidad se medía en una corporación que va a estar dirigida de nuevo por la vulgaridad y el populismo, cuya factura pagaremos sin duda. Socialistas y populares ni siquiera han quedado a tomar café pese a ser partidos sistémicos y ambos han preferido verse con Jácome. Este partido, además, se ha jugado fuera y la alineación se ha dado hecha, con socialistas y populares ourensanos comiendo pipas en la grada. El tercero en discordia, el BNG, no ha sido muy imaginativo, más allá de los latiguillos que repiten hasta la saciedad. Como dice un compañero en la redacción, “o BNG vai esperar o seu momento, cando haxa un goberno dos bos e xenerosos”. Y añade: “Hai que prepararse para un goberno no exilio presidido polo BNG”. La mitología Con el pacto con Jácome los populares han bebido sangre de unicornio, lo que les permitirá seguir vivos en la Diputación (no sé por qué esta institución es un cromo para cambiar), pero el coste puede ser alto. Aniquilar al ser mitológico para tomar sus fluidos supone condenarse, como dice la literatura al uso. El partido de la visión de Estado evidenció que su palabra es lábil o indigna. La gente que viene por detrás para hacer política, que vaya aprendiendo. Mejor le será ir a “First Dates” o cualquier reality. Cunden más. Al poner la lupa Entre rendiciones muy humillantes Velázquez compuso La Rendición de Breda para exaltar las victorias españolas aunque mientras pintaba el cuadro la propia ciudad había pasado a manos holandesas. Por lo tanto, la épica de la composición quedó un poco aguada porque la localidad de los Países Bajos volvió a dominio local, soltándose el yugo de la Corona y el imperio de España. En el cuadro hay multitud de lanzas, propias de la escena bélica que se narra. De hecho, la obra también se conoció como El Cuadro de las Lanzas. Sin embargo, los expertos aventuran que se trataba de banderas en vez de armas, pero que el propio Velázquez repensó la escena y se quedó con las susodichas lanzas. En la parte inferior derecha de la pintura (aunque no se vea en esta composición), en donde iría la firma de Velázquez, aparece un misterioso papel blanco, a modo de papel mojado, como si de ciertos pactos se tratara. Ah, bueno, en la parte superior aparece La Rendición de Ourense. El portafotos Manuel Jaime Cabezas Enríquez tomó ayer posesión de su acta de concejal del PP en el Concello de Ourense pero no se sentó donde preveía, sino en un humilde escaño lejos del bastón de mando que sí portó entre 1995 y 2007. Deslizó la posibilidad de que dejará el cargo de edil y pasó la patata caliente de las explicaciones del pacto con Jácome a los dirigentes populares de Santiago. No es la mejor despedida del Concello y su intento de reeditar viejas glorias de “la primera transformación” se ha demostrado con poco músculo. Ha sido el único alcalde que tuvo tres mayorías absolutas en la ciudad y la despedida no es la que él esperaba, pero sí ha sido la cicuta que le ha brindado su partido bajo la etiqueta de un gran reserva. No se merecía esta despedida pero la política hoy no es la misma que cuando él llegó. Jamás pensó cuando era regidor que un chico que apenas valía para hacer recados ocuparía años después el mismo sillón. Él, que reencarnaba al gentleman, deja el paso a la mediocridad bendecida de nuevo por el PP, aparcando “la segunda transformación” de la ciudad. Pero así se hacen las cosas ahora. Y tu partido sabe mucho de eso, Manuel. Si no que se lo digan también a otro Manuel, un tal Baltar.