El Ministerio Fiscal ha solicitado 11 años prisión por un delito de tentativa de asesinado para Gonzalo Fernández, un vecino de Ribadavia que había apuñalado a su expareja en el cuello, cortándole la yugular. Los hechos ocurrieron a finales de 2009 en la villa de Carballiño. Desde entonces, el supuesto agresor permanece en prisión preventiva, pendiente de la celebración de juicio.
El fiscal también ha pedido un año de cárcel por el quebrantamiento de la orden de alejamiento de la mujer, vecina de Arnoia, con la que tiene un hijo, y algo más de 29.000 euros de indemnización. El juicio posiblemente se desarrolle antes del 18 de octubre, fecha en la que concluye el tiempo establecido de prisión preventiva.
La acusación dispone ahora de cinco días para presentar en la Audiencia Provincial de Ourense el correspondiente escrito, mediante el que solicitará 15 años de cárcel por la tentativa de asesinato y un año por el quebrantamiento de la orden de alejamiento, además de una indemnización más elevada que la reclamada por el Ministerio Fiscal, todavía por precisar.
Gonzalo Fernández había utilizado un cuchillo para agredir a su expareja en una calle de la villa del Arenteiro. La víctima tuvo que ser atendida con rapidez por los sanitarios, que consiguieron detener la hemorragia, impidiendo que se desangrase. Mientras el agresor escapaba y se deshacía del arma abandonándola en un matorral. Más tarde era localizado y detenido por la Guardia Civil, que tras el correspondiente rastreo por el entorno también halló el cuchillo.
La acusación dispone ahora de cinco días para presentar en la Audiencia Provincial de Ourense el correspondiente escrito, mediante el que solicitará 15 años de cárcel por la tentativa de asesinato y un año por el quebrantamiento de la orden de alejamiento, además de una indemnización más elevada que la reclamada por el Ministerio Fiscal, todavía por precisar.
Gonzalo Fernández había utilizado un cuchillo para agredir a su expareja en una calle de la villa del Arenteiro. La víctima tuvo que ser atendida con rapidez por los sanitarios, que consiguieron detener la hemorragia, impidiendo que se desangrase. Mientras el agresor escapaba y se deshacía del arma abandonándola en un matorral. Más tarde era localizado y detenido por la Guardia Civil, que tras el correspondiente rastreo por el entorno también halló el cuchillo.
