El Cuerpo policial, que cumple 100 años, ha detectado un gran aumento de asuntos desde que se inició la crisis

La Policía Científica investiga hasta 600 delitos al año, la mayoría robos

Un agente analiza las huellas halladas en papel de aluminio, para clarificar un delito.. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
El trabajo aumentó considerablemente en los últimos tres años en el departamento de la Policía Científica de la Comisaría ourensana. Los agentes investigan una media de 600 asuntos cada año, la mayoría robos con fuerza en viviendas, negocios y vehículos. Hace dos años, la media era de 400 casos cada año.
El equipo lo integran nueve policías y son los primeros en llegar al escenario en que se produce un crimen, cuando aparece un cadáver, se perpetra un robo, hurto, estafa o cualquier actividad delictiva. Es más, hasta que ellos no hacen acto de presencia, las patrullas de vigilancia tienen la obligación de custodiar la zona para que nadie destruya pruebas, algo que a veces no se consigue.

La Policía Científica ocupa buena parte de una planta de la Comisaría y La Región pasó la jornada del pasado miércoles, día 14, con los agentes para conocer su forma de trabajar, cuando el Cuerpo cumple 100 años.

'Los delincuentes siempre van por delante de nosotros. Cada día inventan cosas nuevas para delinquir', afirma la inspectora, Mercedes Rodríguez. Prueba de ello es que los agentes revisaban el pasado miércoles varios envoltorios de aluminio con el objetivo de encontrar huellas para esclarecer hurtos. 'Este papel fue utilizado para forrar el interior de un bolso, que un detenido presuntamente utilizaba para robar en comercios', explicó la inspectora.

Los ladrones utilizan los bolsos forrados con papel de aluminio con el objeto de burlar los sistemas de alarma en los negocios a la hora de sustraer prendas de vestir o cosméticos, método que hasta hace unos años era desconocido. La audacia de los ladrones provoca que los agentes tengan que reciclarse y estar continuamente asistiendo a cursos de formación en Madrid.

Para esclarecer un crimen o un robo, lo primero que buscan es si el autor dejó huellas dactilares. Son con las que más trabajan, y los delincuentes ya lo saben 'y cada vez encontramos menos. Utilizan nuevos métodos, cubren las manos o las borran con productos', apunta el subinspector José Armero.


HUELLAS

En las instalaciones que ocupa la Policía Científica hay dos salas equipadas con numerosos aparatos que utilizan sólo para encontrar huellas, por muy borrosas que sean, de los delincuentes. Como si de un estudio de fotografía se tratase, los agentes las tratan como imágenes y las pasan por un escáner, antes de meterlas en un ordenador para contrastar con las originales, que tienen archivadas en su sistema informático.

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