La política local, también llena de escenas rocambolescas

El esperpento vivido durante la votación de la reforma laboral en el Congreso, validada con un guion que fimaría cualquier director de cine, no es un episodio aislado en la política, acostumbrada a vivir escenas y episodios rocambolescos como los que también está ofreciendo el actual mandato en la provincia. Uno de los sainetes se vive en el Concello de Melón, bastión historico del PP hasta que en 2019 el PSOE lograba arrebatárselo con candidatura liderada por Emilio Luis Díaz. Sin embargo, la travesía en el gobierno se ha topado con un escenario totalmente inesperado, con los otros cuatro ediles socialistas electos enfrentados casi desde el minuto cero al regidor, al que llegaron a retirarle el sueldo mientras él gestionaba el consistorio en solitario. Recientemente, esos cuatro ediles firmaban su renuncia al acta. El aislamiento ha sido también una característica en la ciudad de Ourense, ya que en septiembre de 2020 el alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, veía como le abandonaban tanto la mayoría de sus compañeros como los siete ediles del PP, provocando que durante un par de semanas, el Concello no pudiese ni siquiera convocar juntas de gobierno. La tercera urbe de Galicia estuvo varios meses gobernada por solo tres concejales de un total de 27 e, incluso, debido a la enfermedad de uno de sus miembros, hibo que recurrir a un apoyo técnico del PP, entonces en la oposición, para poder desbloquear trámites rutinarios. Otro episodio inusual ha sido el que en el PP, el exalcalde Jesús Vázquez se mantuviese en la Corporación sin ninguna responsabilidad de gobierno, lo que sucede en la actualidad con José Cudeiro. No hubo en Ourense, sin embargo, una moción de censura, herramienta que sí se utilizó para desalojar a dos alcaldes del BNG, en Castrelo de Miño y Viana do Bolo, propiciadas por el PP de la mano de concejales tránsfugas del PSOE, elevando la tensión en esos municipios y llevando a que los plenos para el cambio de regidor se desarrollasen con un férreo dispositivo de seguridad para evitar altercados. Un baile inusual de alcaldes (hasta tres) ha habido también en San Amaro, otro concello en el que las urnas propiciaron en 2019 un cambio de tendencia con un pacto entre PSOE y la marea local, Xuntos por San Amaro por el que se repartirían la Alcaldía durante el mandato. La primera alcaldesa dimitía, eso sí, a los pocos meses de las elecciones, dando paso a un compañero socialista. En junio del año pasado, sin embargo, el acuerdo inicial para ceder el testigo a Xuntos por San Amaro quedó dinamitado y el bastón de mando regresó al PP. Un divorcio similar, pero mucho antes, se daba en otro histórico feudo del PP, Laza. Socialistas y la marea local le arrebataron el poder mediante un pacto que quedó en agua de borrajas por los desencuentros entre ambas formaciones, que acabaron dejando en bandeja la Alcaldía al PP. que incorporó a un edil de otro partido. Fichajes inesperados como el del regidor de San Xoán de Río, con pasado nacionalista, por los populares, nutren también el anecdotario de un mandato trepidante, en el que la realidad supera muchas veces la ficción.