FESTIVIDAD

La primavera de Todos los Santos

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photo_camera La Praza de Abastos se convirtió en el escenario de un continuo vaivén de centros y flores. (FOTO: XESÚS FARIÑAS)

Un año más, las floristerías hicieron su particular agosto debido a los preparativos para la celebración de Todos los Santos, que invade los cementerios de la ciudad con multitud de colores en recuerdo a los fallecidos. 

El color venció a la lluvia. Los vientos y precipitaciones protagonistas de la semana han dado tregua para la celebración de Todos los Santos en la ciudad. Y es que no hace falta que sea primavera para que Ourense se llene de flores. Ya desde el viernes, los preparativos de este día festivo suponen un revuelo para los establecimientos que ofrecen uno de los ingredientes fundamentales. Hoy, como colofón, todavía se palpa el vaivén de los centros que decorarán las tumbas y panteones de los seres queridos. Y las floristerías, el escenario de la película.

Según las estimaciones, el volumen de venta de flores durante este periodo supone alrededor de un 60 por ciento de la actividad de todo el año. La Praza de Abastos es, sin duda, uno de los puntos de la ciudad donde mejor se refleja el aumento del negocio. Y así lleva siendo desde hace muchos años. Celsa Domínguez dice no tener otra opción para Fieles Difuntos. "Hay cientos de floristerías en Ourense, pero es tradición en la familia venir a la Praza a comprar el centro de flores", explica. Y como ella, miles y miles de personas más, que se traduce en alrededor de cinco toneladas de flores.

Susana Cid, de la floristería Milvia, explica que existen dos tipos de venta: el centro y la flor suelta. "La verdad es que se venden a partes iguales, porque aunque el elaborado es más caro, hay gente que no tiene maña o tiempo", dice. Y los precios pueden llegar al infinito. Desde los 20 euros que cuesta el más pequeño hasta lo que el cliente se proponga. "Depende del tipo y de la cantidad de flores", añade Cid.

Y es que hay cosas que no cambian. Lo más vendido: claveles, rosas, gladiolos, margaritas y dalias, de los que los colores blanco y rojo se llevan la palma. Porque cuando se trata de rendir culto a los que ya no están, no se escatima. Y, al final, a todos gusta que hoy los cementerios se vistan de multitudinarios colores.

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