Noviembre no es un mes más para los ourensanos, quienes contradicen la idea de que el final del verano es motivo de tristeza, y es que en la provincia se celebra la caída de las primeras hojas porque sus habitantes saben que detrás viene una de sus fiestas favoritas, el magosto, que además este año regresa con fuerza tras las restricciones por la pandemia. Sobre cuando se debe celebrar esta festividad no hay nada escrito, y si bien el día de San Martiño es el 11 de noviembre, hay quien no puede esperar para prender el fuego.
Los vecinos de Melias (Pereiro), Verín y A Rúa fueron de los más madrugadores este año, y además contaron con unas condiciones meteorológicas envidiables para celebrar por todo lo alto. En Melias se reunieron más de 300 comensales, entre ellos algunos ilustres como el alcalde Luis Menor, que dieron buena cuenta del churrasco, los chorizos, la empanada y la bica, sin olvidarse de las castañas. La jornada estuvo amenizada por la voz de Begoña Mazaira, una reconocida “recanteira”. Antes de la fiesta se inauguró un merendero y un parque infantil, aprovechando la ocasión.
En la Praza Maior de Verín el festejo comenzó con la caída del sol, y a las siete de la tarde se probaron los primeros bollos preñados. Después de la comida, la digestión fue más sencilla en la pista de baile, al son de los músicos que quisieron llevar su instrumento y participar en la foliada abierta.
En A Rúa la espera mereció la pena, y aunque no pudieron ser los primeros en celebrar el magosto, que tuvieron que suspender la semana pasada por motivo de la lluvia, esta vez el sol fue su aliado. A las cinco de la tarde comenzaron las actividades de una fiesta “pensada para todos los públicos”. En el menú no faltaron los mejores vinos de la comarca, una buena recompensa para los tamborileros que animaron la jornada.
