Un tramo de 1,7 kilómetros en la calle Otero Pedrayo acumuló siete accidentes la semana pasada

Un ‘punto negro’ en la ciudad

Un tramo de 1.700 metros de la calle Otero Pedrayo, registró la semana pasada siete accidentes. Pero no son los únicos, el vial acumula una media de cuatro siniestros a la semana, convirtiéndose en el principal ‘punto negro’ de la ciudad.
Salidas de vía, colisiones por alcance, atropellos y choques frontolaterales. La carretera OU-536 (Ourense-Trives) a su llegada a la ciudad, en la que forma la calle Otero Pedrayo, ocupa buena parte del tiempo de la Policía Local en lo que se refiere a la elaboración de atestados de tráfico y regular la circulación para evitar los accidentes. Es el principal ‘punto negro’ de la circulación rodada en el casco urbano. La semana pasada registró siete siniestros, cuatro salidas de vía y tres colisiones entre turismos, que se saldaron con cuatro personas heridas de consideración.

No fueron los únicos, dado que el vial registra una media de cuatro accidentes cada semana y todos ellos se producen en un tramo de 1.700 metros, entre la glorieta del Afilador y poco antes de la rotonda de la gasolinera de A Rabaza.

La circulación está limitada en todo el tramo a 50 kilómetros, pero los conductores ignoran la señalización y aprietan el acelerador, tanto los que circulan en dirección a Trives como hacia el centro de la ciudad. Sólo pisan el freno cuando una de las cuatro regulaciones semafóricas que hay a lo largo de los 1.700 metros se pone en rojo.

El vial es de titularidad autonómica y por lo tanto debería estar vigilado por la Guardia Civil de Tráfico, que es la que tiene competencias para alertar a la Xunta de las medidas de seguridad para evitar la alta siniestralidad. Los agentes no tiene esta competencia desde la firma de un convenio con el Concello para que sea la Policía Local la encargada de confeccionar los atestados de los siniestros de tráfico y de la vigilancia.

Paso subterráneo junto al Afilador

El jefe de la Policía Local, Abelardo Ulloa, ya propuso en varias ocasiones medidas a la Xunta para evitar la siniestralidad. La última iniciativa pasaba por la construcción de un paso subtarráneo a la altura de la glorieta del Afilador, que, según Ulloa, no tiene capacidad para dar salida al alto número de conductores que confluyen en la zona.

A lo largo de los 1.700 metros, además de las regulaciones semafóricas, hay ocho pasos de peatones, en los que el año 2008 falleció una persona atropellada. Fue el único accidente mortal dentro del casco urbano y los agentes locales propusieron incrementar la señalización horizontal y vertical, pero la propuesta no fue tenida en cuenta.

Radar en el tunel de Ervedelo


El túnel de la N-525, a la altura de la glorieta de Ervedelo, acumuló la semana pasada tres siniestros. Es otro punto negro de la ciudad y la Concejalía de Tráfico está gestionando la instalación de un radar fijo para evitar los accidentes, dado que la práctica totalidad se deben a exceso de velocidad. Los conductores implicados, tras salirse de la calzada, chocan con la mediana y la valla del Puente Ribeiriño.

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