La tradicional procesión y el ‘desplante’ de los políticos a la Iglesia centraron los actos en la ciudad

Santa María Nai cierra la Semana Santa

Imagen del ‘desplante’. El obispo saluda desde arriba a los políticos, al fondo de la escalinata de Santa María Nai. (Foto: Xesús Fariñas)
La misa de Resurrección en Ourense, con la procesión y el tradicional ‘desprecio’ de los políticos, cerraron ayer la Semana Santa en Ourense, especialmente tres días de vigilia y religiosidad que también se clausuraron en la provincia con multitud de euca ristías y procesiones. Aunque no acompañó la temperatura, multitud de ourensanos se congregaron en la Catedral y a lo largo de la procesión para asistir a los oficios religiosos en la ciudad y fue también notable la asistencia de fieles en las villas.
El triunfo de Cristo sobre la muerte. Los fieles católicos ourensanos conmemoraban ayer precisamente eso, la resurrección de Jesucristo tres días después de su crucifixión, como les recordó el obispo, Luis Quinteiro, en la celebración religiosa en la iglesia de Santa María Nai. De allí partieron con la imagen de la Virgen hasta la Catedral, donde realizaron el rezo de la hora sexta, antes de contemplar el Santo Encuentro entre las imágenes Virgen y del Cristo resucitado.

La Banda Municipal de Música anunciaba entonces la llegada de la Corporación (miembros del PP y del PSOE encabezados por el alcalde, Francisco Rodríguez, en una comitiva en la que Antonio Rodríguez Penín llevaba el pendón), comenzando así una tradición bicentenaria por la que los políticos, de regreso al pie de las escalinatas de Santa María Nai se niegan a subir los peldaños mientras el obispo, desde lo alto, les saluda en señal de respeto.

La tradición

Todo procede de una discrepancia entre Concello y Obispado, de finales del siglo XVIII, a propósito de cual de las dos instituciones tendría que reparar las deterioradas escaleras. Lo hizo la Iglesia y, cuando al año siguiente, la Corporación muni cipal de la época intentó entrar en el templo, el obispo de entonces le cerró las puertas. Desde aquel momento se le conoce como el ‘desplante’, de los políticos a los sacerdotes locales.

La procesión, vistosa por la indumentaria de gala de algunos policías y por el hecho de que a la imagen de la Virgen la portaban otros agentes locales, puso fin a la Semana Santa en la ciudad pero también actos similares, aunque sin ‘desplante’, en todas las villas y en numerosas parroquias.

En O Barco es especialmente significativa la procesión del Encuentro entre María y su Hijo resucitado, y destacaron los actos religiosos de Celanova, de honda tradición, o Allariz, con procesión incluida.


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