La conciliación de la vida familiar y laboral, los roles que asumen los abuelos en la crianza o la colaboración de las empresas durante el proceso serán objeto de análisis mañana martes en Foro La Región a cargo del doctor en Farmacia Demetrio Casado en colaboración con Cruz Roja Ourense. La conferencia denominada 'Acción y políticas de apoyo a las familias' tendrá lugar en el Centro Cultural de la Diputación a las 20 horas.
¿Lo tienen complicado los padres para criar a sus hijos?
En la situación actual hay algunas ayudas para posibilitar esa doble tarea de trabajar y criar, entre las que se encuentran los permisos de maternidad o las guarderías. Sin embargo, la principal fórmula consiste en sobrecargar a la mujer. Por eso, en la tarea entran en escena los abuelos, que no sólo realizan colaboraciones eventuales, como sería el caso de una enfermedad. Pero en esta sociedad todavía no está resuelta la maternidad como una opción libremente elegida, por lo tanto, es restringida.
¿Por qué las tasas de natalidad 'están por los suelos'?
Hace años la mujer de poblaciones campesinas y obreras realizaba gran parte de las labores en casa. Al ser autónomos tenían más tiempo y también podían llevarse a los niños al campo. Por otra parte, los niños mayores se hacían cargo de los más pequeños. Además, no se cuidaban tanto las cuestiones relacionadas con la limpieza y la alimentación. Con todo, las estadísticas muestran los deseos de los padres de tener más hijos, pero finalmente no lo hacen.
¿Qué opinión le merece el teletrabajo?
Es operativo y una fórmula muy interesante tanto para los padres como para las empresas. Éstas últimas se ahorran locales, gastos de desplazamiento, secretarios... Lógicamente no se puede aplicar en todas las profesiones, pero la gestión empresarial moderna plantea el trabajo por objetivos con lo cual es un sistema práctico en muchas administraciones. Es una opción muy estimable en la que ambas partes ganan.
¿Pasaron de moda los abuelos?
Ha habido un cambio importante porque en general no se convive bajo el mismo techo, aunque la emancipación de los hijos se encuentra en muchos casos en suspenso por el desempleo. En general avanza la individualización en el hogar pero no está suponiendo una quiebra en la vinculación afectiva. Ahora los abuelos duran más años, antes no.
Los abuelos ayudan, ¿pero qué pasa cuándo hay que cuidarlos a ellos?
No hay suficientes ayudas y antes sólo se contemplaban dos opciones, cuidarlos en casa o llevarlos a una residencia. Lo segundo suele salir muy caro, y más aún si tenemos en cuenta la calidad de los cuidados. Lo que se recomienda es la permanencia en el hogar, pero con ayudas ambulatorias. Es decir, hay que plantearse a la hora de construir en un ayuntamiento una residencia si ese orden está bien y no sería mejor dedicar esos recursos a servicios complementarios y no, como en este caso, sustitutorios. Lo que no tiene sentido es cobrar una prestación económica, al mismo tiempo pedir una plaza gratuita en un centro y consecuentemente guardar la pensión en una hucha.
¿Queda mucho camino para acercarse a las políticas sociales europeas?
España está bastante bien encaminada pero el Estado del Bienestar es muy caro. Hay que incidir en la racionalidad y la calidad asistencial. Esto se traslada a otros campos como en la educación. Los mensajes de gratuidades en los servicios le restan valor al sistema.
¿Ayudan a educar las nuevas tecnologías?
Su uso puede ser ambiguo. Está claro que posibilitan la información, pero en todo caso hay que cuidar la exposición de los jóvenes porque exigen una responsabilidad continua de los padres y, en ocasiones, es un verdadero handicap para ellos. n
En la situación actual hay algunas ayudas para posibilitar esa doble tarea de trabajar y criar, entre las que se encuentran los permisos de maternidad o las guarderías. Sin embargo, la principal fórmula consiste en sobrecargar a la mujer. Por eso, en la tarea entran en escena los abuelos, que no sólo realizan colaboraciones eventuales, como sería el caso de una enfermedad. Pero en esta sociedad todavía no está resuelta la maternidad como una opción libremente elegida, por lo tanto, es restringida.
¿Por qué las tasas de natalidad 'están por los suelos'?
Hace años la mujer de poblaciones campesinas y obreras realizaba gran parte de las labores en casa. Al ser autónomos tenían más tiempo y también podían llevarse a los niños al campo. Por otra parte, los niños mayores se hacían cargo de los más pequeños. Además, no se cuidaban tanto las cuestiones relacionadas con la limpieza y la alimentación. Con todo, las estadísticas muestran los deseos de los padres de tener más hijos, pero finalmente no lo hacen.
¿Qué opinión le merece el teletrabajo?
Es operativo y una fórmula muy interesante tanto para los padres como para las empresas. Éstas últimas se ahorran locales, gastos de desplazamiento, secretarios... Lógicamente no se puede aplicar en todas las profesiones, pero la gestión empresarial moderna plantea el trabajo por objetivos con lo cual es un sistema práctico en muchas administraciones. Es una opción muy estimable en la que ambas partes ganan.
¿Pasaron de moda los abuelos?
Ha habido un cambio importante porque en general no se convive bajo el mismo techo, aunque la emancipación de los hijos se encuentra en muchos casos en suspenso por el desempleo. En general avanza la individualización en el hogar pero no está suponiendo una quiebra en la vinculación afectiva. Ahora los abuelos duran más años, antes no.
Los abuelos ayudan, ¿pero qué pasa cuándo hay que cuidarlos a ellos?
No hay suficientes ayudas y antes sólo se contemplaban dos opciones, cuidarlos en casa o llevarlos a una residencia. Lo segundo suele salir muy caro, y más aún si tenemos en cuenta la calidad de los cuidados. Lo que se recomienda es la permanencia en el hogar, pero con ayudas ambulatorias. Es decir, hay que plantearse a la hora de construir en un ayuntamiento una residencia si ese orden está bien y no sería mejor dedicar esos recursos a servicios complementarios y no, como en este caso, sustitutorios. Lo que no tiene sentido es cobrar una prestación económica, al mismo tiempo pedir una plaza gratuita en un centro y consecuentemente guardar la pensión en una hucha.
¿Queda mucho camino para acercarse a las políticas sociales europeas?
España está bastante bien encaminada pero el Estado del Bienestar es muy caro. Hay que incidir en la racionalidad y la calidad asistencial. Esto se traslada a otros campos como en la educación. Los mensajes de gratuidades en los servicios le restan valor al sistema.
¿Ayudan a educar las nuevas tecnologías?
Su uso puede ser ambiguo. Está claro que posibilitan la información, pero en todo caso hay que cuidar la exposición de los jóvenes porque exigen una responsabilidad continua de los padres y, en ocasiones, es un verdadero handicap para ellos. n
