Participaron en unas maniobras conjuntas en Portugal en virtud de un acuerdo bilateral entre los ejércitos

Soldados de la Brilat de Pontevedra y militares lusos diseñan estrategias conjuntas de defensa

El Ejercito de Tierra obvió la ‘raia’ esta última semana para realizar maniobras conjuntas con el lado portugués, en la Serra do Alvâo, cerca de Chaves y a 30 kilómetros de la frontera con Verín. En la operación, que incluyó distintas prácticas militares, participaron 100 soldados de la Brilat de Pontevedra y 1.100 militares lusos.
Los ejércitos español y portugués aparcaron esta semana viejos fantasmas de la ‘raia’ para trabajar de forma conjunta en maniobras militares. Llevaban años mirándose de reojo, pero el pasado día 11 todo eso quedó aparcado.

Una compañía de la Brilat de Pontevedra, con 100 soldados implicados, cruzó la frontera en Feces de Abaixo (Verín) para participar en unos ejercicios organizados por el Ministerio de Defensa portugués en la Serra do Alvâo, entre los municipios de Chaves, Vila Pouca y Valpaços.

A los españoles se sumaron 1.100 soldados portugueses para, a través de un mando único, comprobar el estado de municiones y armas y participar en el diseño de un ejercicio basado en estrategias comunes de defensa.

La iniciativa obedecía a ‘un acuerdo bilateral entre los ministerios de Defensa de España y Portugal según el cual los ejercicios los organiza cada año un país’, explicaron desde el departamento de prensa de la Brilat.

Parada

Las maniobras concluyeron el jueves con una parada militar en una céntrica calle de Vila Real. En ella, soldados españoles y lusos exhibieron carros de combate, vehículos de transporte y armamento, dentro de una jornada festiva que atrajo a cientos de personas. Tras el desfile, mandos y soldados se despidieron, según explicaron fuentes del Ministerio de Defensa, hasta el próximo año cuando serán los militares portugueses los que crucen la ‘raia’ para dar muestras de su potencial en Galicia.

Los ejercicios desarrollados en los últimos días sorprendieron a los vecinos de las localidades lusas de Vidago, Serapicos y Argeriz, que hasta el momento no habían tenido una concentración militar de esas dimensiones tan cerca de sus casas. La llegada de los soldados, que instalaron su campamento en pleno monte y lo más lejos posible de los núcleos de población, obligó a los dirigentes de las cámaras municipales de Chaves y Vila Pouca a advertir a sus conciudadanos de que las acciones que tenían previsto desarrollar eran de entrenamiento y que no estaban previstos ejercicios de fuego real en los que se pudieran utilizar armas, salvo en los saludos a la bandera.


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