Crónica

"Supone vivir un poco mejor"

Las monitoras Sofía Pérez, Loli Rodríguez, Tania Gómez, Sonia Lucas y Amparo Iglesias.
photo_camera Las monitoras Sofía Pérez, Loli Rodríguez, Tania Gómez, Sonia Lucas y Amparo Iglesias.
Cada curso, el aula de conciliación de Pereiro les facilita el día a día a centenares de padres. Si no existiera esta iniciativa, que cuida de sus hijos a las horas que ellos no pueden por razones de trabajo, se verían obligados a abandonar la vida laboral.

La planta baja del CEIP Plurilingüe Ben-Cho-Shey es una puerta a otro mundo para alrededor de 140 niños de Pereiro, que hacen uso del servicio municipal de conciliación a lo largo de cada año, y disfrutan con los compañeros mientras sus progenitores completan la jornada laboral. 

Gabriel Feliz y su hija llevan ya dos cursos empleando este servicio, y ambos muestran su contento. “Te libras del apuro de depender de alguien, y además los niños están entretenidos, juegan y se relacionan. Por mucho que quieras conciliar, las empresas tienen un horario. La otra opción sería una reducción de jornada, y quedarte con la mitad del sueldo”, reconoce Feliz.

Otra madre, Patricia Álvarez, nacida en Ourense y residente en Pereiro desde hace tres años, explica que “dependo tanto de esta aula de conciliación como si fuera parte de mi familia. Si no existiera, estaría obligada a disponer de una persona que recogiese a mis hijas y las llevara a casa. Y no la tengo”. Además, las actividades que organiza el equipo de monitoras, con manualidades y juegos tradicionales incluidos, despiertan la ilusión de los niños: “La pequeña aún no tenía que venir y estaba llorando en casa para que la trajera”, recuerda Álvarez. Además, esta madre valora el desahogo económico que supone este servicio para muchas familias: “Si cobras mil euros o menos, y tienes que contratar una persona para que esté en casa… no da para todo. Servicios como estos suponen que tú puedas vivir un poco mejor. Si no fuera por él, muchos padres y madres tendrían que dejar sus trabajos”.

La iniciativa echó a andar con un par de monitoras (y de alumnos), gracias a las ayudas para la conciliación publicadas por la Xunta. Luego, ante la necesidad creciente, el servicio se expandió, con el Concello asumiendo gran parte del coste. Solo la pandemia supuso una pequeña deceleración, debido en parte a aquellas familias donde uno de sus miembros, al quedar en paro o ERTE, se hizo cargo de los menores.

Ana Gómez es la coordinadora este servicio, que lleva una década aliviando a las familias. “Trabajamos todos los puentes, en Semana Santa, Navidad, la época escolar y el verano”, expone. “Aumentó el número de alumnos gracias al servicio: el Ben-Cho-Sey ya es uno de los pocos colegios de la provincia en el que aumentan las matrículas, con ampliaciones de aulas para acoger a más niños”, añade la coordinadora. Y es que “iniciativas como esta ayudan a fijar población y atraerla, sobre todo entre familias jóvenes”, matiza. 

Porque la realidad es que, más allá de que la conciliación sea uno de los motivos más repetidos en el tablero político, la realidad es que “mucha gente no tiene esa posibilidad en su ámbito de trabajo”, lamenta Gómez, por lo que la acogida de estos servicios, que “son muy importantes para los padres” es grande. “Muchos nos dicen que pagarían lo que hiciese falta”, revela Gómez. No obstante, precisa que “es importante que sea gratuito”. 

El aula de conciliación de Pereiro cuenta con media docena de monitoras. Las actividades no se reducen al aula, y emplean también el salón de actos o el pabellón municipal anexo, además de realizar rutas por el Lonia, visitas a la piscina de Monterrei o excursiones fuera de la provincia, como la de este verano a A Coruña. Solo en esta temporada estival, emplearon el servicio más de 60 niños del concello escolarizados en diferentes colegios, incluso de fuera de Pereiro, como el CEIP Mestre Vide de la ciudad.

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