Las heladas y lluvias redujeron la cosecha respecto al 2012 en las cuatro denominaciones

La vendimia concluye con más de 24 millones de kilos

Un viticultor traslada racimos de uva blanca a la Cooperativa del Ribeiro. (Foto: MARCOS ATRIO)
Las denominaciones de origen de Monterrei y Valdeorras han sido las últimas en concluir la vendimia correspondiente a esta campaña 2013.
Valdeorras remataba ayer los trabajos con una recolección de 4.454.000 kilos de uvas, algo menos que el pasado año en que se lograron 5,3 millones, pero más de lo que apuntaban las previsiones iniciales que eran de 3,5 millones, por causa de las heladas y el granizo de la pasada primavera. Asimismo, el Consello Regulador de Monterrei también daba ayer por zanjada la vendimia con 2.316.398 kilos, ya que apenas faltaba una pequeña bodega por cerrar el cómputo. En esta denominación también se vio reducida la cosecha respecto a 2012, en que había sido de 2,7 millones, experimentando un ligero descenso respecto a las primeras estimaciones que eran de 2,5.

En O Ribeiro se alcanzaron los 12,5 millones de kilos, menos que el pasado año que había sido de 12,8 millones y también con una notable reducción respecto a las previsiones que apuntaban a 15 millones. Mientras en la Ribeira Sacra, la cosecha descendió a 4.769.985 kilos, de los 5.452.206 del 2012. De esta forma, las cuatro denominaciones de la provincia de Ourense han sumado un total de 24 millones de kilos de uva, 2,2 millones menos que el pasado año, en que se habían alcanzado los 26.262.206 kilos.


RETRASO

Este año la vendimia se retrasó en más de una semana a la espera de obtener la maduración óptima de la cosecha y también se prolongó en el tiempo, realizando una recogida selectiva inicialmente para obtener el grado de maduración adecuado. Uno de los motivos ha sido la inestabilidad climatológica y la baja integral térmica registrada en la pasada primavera, que generó un atraso en el ciclo normal de la vid. Además, la sequía estival provocó una importante heterogeneidad en la maduración, afectándole principalmente a los viñedos de suelos más arenosos, más concretamente en el Concello de Castrelo de Miño de la comarca de O Ribeiro y, finalmente, las precipitaciones que se dieron a lo largo de la vendimia generaron una complicada logística con constantes paradas y arranques con el objeto de recoger la uva en las mejores condiciones.

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