Los ciudadanos de la Unión Europea (UE) pasaron de madrugada al horario de verano -a las 02,00 los relojes se adelantaron una hora-, como todos los últimos domingos de marzo, con el objetivo de ahorrar energía optimizando al máximo la iluminación solar. Así, los europeos, y entre ellos los españoles, durmieron una hora menos, cambio de hora que supondrá un ahorro en iluminación en los hogares españoles de unos 300 millones de euros, (6 euros por hogar y 210 correspondientes a edificios e industria), según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
El cambio de hora tiene sin embargo sus detractores, que alegan que genera efectos perjudiciales sobre la salud humana y animal, ligados a la secreción de melatonina, proteína que regula el sueño.
José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), recordó ayer que este cambio de hora 'quebranta' de forma 'brusca' la adaptación progresiva del cerebro al cambio de luz solar. Esto puede hacer que el cerebro 'se estrese, provocando alteraciones en el sueño, un cansancio físico mayor de lo habitual, irritabilidad, cierta tristeza o leves cuadros de ansiedad', según reconoce este experto, si bien 'en dos o tres días se readapta'.
DIFICULTADES PARA DORMIR
En este sentido, destaca López Rodríguez, aquellas personas que padecen insomnio o dificultades para conciliar el sueño verán agravados sus problemas para dormir, al igual que las que tienen un trastorno de ansiedad pueden sufrir esos días un cierto grado más de angustia.
'Es cierto que el cambio de hora primaveral suele afectar más a aquellas personas que padecen ansiedad, mientras que el cambio horario otoñal afecta más a aquellos pacientes que sufren depresión'. El doctor asegura además que tras la modificación horaria primaveral se nota en la consulta un aumento de pacientes.
José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), recordó ayer que este cambio de hora 'quebranta' de forma 'brusca' la adaptación progresiva del cerebro al cambio de luz solar. Esto puede hacer que el cerebro 'se estrese, provocando alteraciones en el sueño, un cansancio físico mayor de lo habitual, irritabilidad, cierta tristeza o leves cuadros de ansiedad', según reconoce este experto, si bien 'en dos o tres días se readapta'.
DIFICULTADES PARA DORMIR
En este sentido, destaca López Rodríguez, aquellas personas que padecen insomnio o dificultades para conciliar el sueño verán agravados sus problemas para dormir, al igual que las que tienen un trastorno de ansiedad pueden sufrir esos días un cierto grado más de angustia.
'Es cierto que el cambio de hora primaveral suele afectar más a aquellas personas que padecen ansiedad, mientras que el cambio horario otoñal afecta más a aquellos pacientes que sufren depresión'. El doctor asegura además que tras la modificación horaria primaveral se nota en la consulta un aumento de pacientes.
