SOCIEDAD

Hogar familiar, la salida para gallegos de entre 30 y 40 años

Crisis económica y cambios en la estructura de los hogares, clave en el retraso de la emancipación

El acceso tardío al mercado laboral, hecho que agravó la crisis económica, dificulta la emancipación de los españoles que superan los 30 años. El panorama es más negro, según las estadísticas, en Galicia y Canarias, y los afectados creen que emanciparse se está convirtiendo en una utopía.

Muchos siguen viviendo con sus padres o bien se ven abocados a regresar al hogar familiar, con la consiguiente situación de "fracaso o frustración" que expresan algunos expertos y afectados en los testimonios aportados.

Las características culturales, una mayor formación académica, los modelos familiares y las políticas públicas son vectores que provocan que España sea uno de los países europeos con una mayor tasa de dependencia -un 37,2%- frente al porcentaje del 4% que registran, por ejemplo, los países escandinavos. Hasta hace unos años era impensable eso de seguir "con papá y mamá" después de acabar los estudios o al conseguir el primer empleo, pero este panorama está mudando.

La emancipación, una cuestión que otrora parecía natural y evidente a partir de cierta edad, se está convirtiendo en una "cuesta de enero" empinada e infinita para quienes sufren la inestabilidad laboral y la imposibilidad de acceder a una vivienda.



galicia y canarias

Las comunidades autónomas en las que la tasa de emancipación es mayor son Aragón, Baleares, Cataluña, Valencia, Madrid y Navarra; mientras que en el polo opuesto se encuentran Canarias y Galicia, en las que más del 35% de los ciudadanos de entre 30 y 35 años todavía viven con sus padres.

Manuel Gómez, un ourensano de 39 años, hace tiempo que no trabaja. Tanto que ya no recuerda ni cuándo fue la última vez. "No tienes independencia, no puedes hacer lo que quieres. Estar con tus padres nunca es como si fuera tu casa".

Hay normas y reglas que es necesario cumplir en el hogar familiar, continúa. "No vives solo. La situación no es fácil, sin ingresos es imposible establecer una vida, inviable independizarse, y, con cierta edad, la opción de plantearse emigrar es complicada... Algo tendrá que surgir", confía.

Esa esperanza sin garantías la ilustra I. V., otra pontevedresa de 34 años que prefiere ocultarse bajo las siglas de su nombre y primer apellido. Después de toda una vida independiente, hace seis meses regresó al hogar del que salió. "Volver a casa es una derrota. Estás acostumbrada a tu ambiente, a hacer lo que quieres, y ahora tienes que dar explicaciones, justificar tus entradas y salidas, en definitiva, perder esa independencia que tanto costó conseguir".

Pero no todo es negativo. Retornar fue para esta mujer "un sacrificio" que de algún modo "compensa". En el contexto de un escenario negro, decidió montar una empresa, y constantemente agradece a sus padres que no cerrasen las puertas.

Tristeza, desasosiego, preocupación e incertidumbre son algunos de los sentimientos que aletean por las mentes de todos ellos, pero por suerte apra ellos, y para los que los rodean, nunca el de la resignación.

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