La tradicional peregrinación de octubre al santuario portugués de Fátima acogió a unos 200.000 peregrinos, en una conmemoración que esta vez presentó la particularidad de no contar con la talla de la Virgen, que viajó a Roma para participar en la misa del papa Francisco. El Santuario de Fátima, a unos 140 kilómetros de Lisboa, informó ayer de que las celebraciones reunieron a 220.000 fieles durante el 12 y 13 de octubre para señalar las apariciones de la Virgen en 1917.
Este año contó con la particularidad de que la imagen de la Virgen, una talla en madera de cedro de Brasil que descansa en la Capilla de las Apariciones, salió de Portugal en dirección al Vaticano por tercera vez desde que fue tallada (1920).
La imagen, que viajó en clase ejecutiva de un vuelo comercial de la TAP como un pasajero más, permaneció durante el fin de semana fuera de la Cova da Iria, el barrio de Fátima donde descansa la imagen de la Virgen.
EN EL VATICANO
Mientras, en el Vaticano, el papa pidió ante Nuestra Señora de Fátima la intercesión de la Virgen María para que ayude a las personas 'a dejarse sorprender por Dios sin oponer resistencia', así como a 'ser hijos fieles' cada día. Esta fue ayer la petición del Santo Padre durante la misa con motivo de las jornadas marianas, que han contado con la imagen original de la Virgen de Fátima. Durante su intervención, el papa recordó la imagen de María como 'una criatura débil y humilde'.
La imagen, que viajó en clase ejecutiva de un vuelo comercial de la TAP como un pasajero más, permaneció durante el fin de semana fuera de la Cova da Iria, el barrio de Fátima donde descansa la imagen de la Virgen.
EN EL VATICANO
Mientras, en el Vaticano, el papa pidió ante Nuestra Señora de Fátima la intercesión de la Virgen María para que ayude a las personas 'a dejarse sorprender por Dios sin oponer resistencia', así como a 'ser hijos fieles' cada día. Esta fue ayer la petición del Santo Padre durante la misa con motivo de las jornadas marianas, que han contado con la imagen original de la Virgen de Fátima. Durante su intervención, el papa recordó la imagen de María como 'una criatura débil y humilde'.
