Debutó en el cine de la mano de Brian de Palma y Martin Scorsesse y, con ellos, Robert de Niro revolucionó Hollywood en una época en la que la fábrica de sueños y su 'star system' habían entrado en punto muerto. Mañana, el actor que creció en el mismo barrio de Little Italy desde el que operaban los ficticios Corleone, cumple 70 años con al menos una decena de proyectos en cartera y sin planes de retiro, pero lejos de aquellos tiempos gloriosos en los que se ganó a pulso la categoría de 'leyenda'.
El trágico Travis Bickle de 'Taxi Driver' (1976), el veterano de Vietnam de 'El Cazador' (1978) y, sobre todo, su mítico Jack La Motta de 'Toro Salvaje' (1980) conforman la mejor muestra de lo que fue su gran aportación: personajes violentos y atormentados, con los que se comprometía a fondo, aplicando las lecciones aprendidas en el Actor's Studio. Si para prepararse el papel de Travis trabajó tres meses como taxista en Nueva York, en 'Toro Salvaje' ganó casi 30 kilos para meterse en la piel del boxeador retirado y en 'El Padrino II' (1974) se refugió en Sicilia para aprender italiano con el acento que requería su Vito Corleone.
Dos de esos trabajos le valieron a De Niro los dos Óscar que ganó en más de medio siglo de carrera: el de mejor actor secundario por 'El Padrino II' y el de mejor actor principal por 'Toro Salvaje'. Fue en los ochenta cuando demostró por primera vez su faceta cómica en 'El rey de la comedia' (1982) o se puso en la piel de Al Capone en 'Los intocables de Eliot Ness' (1987).
En los últimos tiempos, el actor, deja patente su predilección por las comedias, y con una de las más recientes, 'El lado bueno de las cosas' (2012), volvió a las candidaturas de los Óscar.
Dos de esos trabajos le valieron a De Niro los dos Óscar que ganó en más de medio siglo de carrera: el de mejor actor secundario por 'El Padrino II' y el de mejor actor principal por 'Toro Salvaje'. Fue en los ochenta cuando demostró por primera vez su faceta cómica en 'El rey de la comedia' (1982) o se puso en la piel de Al Capone en 'Los intocables de Eliot Ness' (1987).
En los últimos tiempos, el actor, deja patente su predilección por las comedias, y con una de las más recientes, 'El lado bueno de las cosas' (2012), volvió a las candidaturas de los Óscar.