Educación plantea cambios en la Selectividad y mayores exigencias en el paso de etapa formativa

Los universitarios devolverán la beca si no aprueban el 50%

La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el ministro de Educación, José Ignacio Wert. (Foto: S. BARRENECHEA)
Los alumnos de grados universitarios tendrán que haber sacado al menos un 5,5 en Selectividad (excluida la fase específica) para obtener tanto una beca general como una de salario/ayuda compensatoria en el curso próximo (2012-2013), y una puntuación mínima de 6,5 desde el siguiente (2013-2014). El beneficiario de la beca estaría obligado a reintegrar la cuantía si no aprobase el menos la mitad de los créditos matriculados en el curso (hasta ahora solo tenía que examinarse de una tercera parte de ellos).
El Consejo de Ministros fijó ayer por Real Decreto los umbrales de renta y patrimonio familiares, la cuantía y los requisitos académicos de concesión y renovación de becas y ayudas al estudio universitarias y no universitarias del curso 2012-2013 y avanzó las exigencias de rendimiento desde el siguiente.

El Gobierno mantiene sin embargo los umbrales de renta y patrimonio que dan derecho a las becas y ayudas y, en general, su cuantía, aunque se reduce el componente de residencia y de compensatoria para los becarios de titulaciones de FP de 2.000 horas, y se suprime el de 'ciudades' por residencia (204 euros), para alumnos no universitarios de estudios presenciales en poblaciones de más de 100.000 habitantes.

El ministro de Educación señaló tras la reunión del Consejo de Ministros que se introduce una modificación 'prudente y escalonada' de las exigencias académicas, con un 'incremento 'ligero' de los requisitos.


CAMBIOS DE CURSO

Además, Educación plantea para la reforma de la Secundaria una prueba de evaluación sobre los contenidos de los dos cursos de Bachillerato, que será necesario superar para poder acceder a la universidad. De esta forma, sustituirá a las actuales Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), más conocidas como Selectividad. El hecho de que se eliminen estos exámenes no quita que las universidades puedan hacer su propia prueba de acceso como se hace en otros países europeos, según indicado el titular de Educación, José Ignacio Wert.

En este examen, el alumno de Bachillerato tiene que sacar una nota mínima de cinco y, para calcular la nota media para optar a una carrera universitaria, se ponderará un 60 por ciento, correspondiente a la nota de Bachillerato, y un 40 por ciento la nota de la evaluación nacional.

Para el final de la ESO, el departamento de Educación también plantea una prueba para aquellos alumnos que quieran continuar estudiando más allá de la etapa obligatoria hacia el Bachillerato y la Formación Profesional. A diferencia de Bachillerato, titulan todos aquellos que hayan aprobado las asignaturas de 4º de la ESO o se hayan presentado a la prueba del nivel nacional y la hayan superado. De esta forma, el estudiante obtendrá el título de ESO si aprueba la ESO, pero necesitará hacer la evaluación para pasar a la siguiente etapa. En Primaria, se propone una prueba obligatoria censal, a nivel nacional, sobre las materias instrumentales, como Matemáticas y Lengua, que acrediten que el alumno pasa de ciclo sabiendo leer y escribir y demostrando unos conocimientos básicos de cálculo.

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