Todas las entidades que podrían estar afectadas por la retirada del autobús escolar accidentado en 1977 ya dieron su visto bueno al Concello de A Rúa.
El último organismo en otorgarlo fue la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, que otorgó su permiso verbalmente, según dijo el alcalde, Avelino García Ferradal. El regidor confía en recibir el escrito corroborando la autorización en los próximos días. 'No va a haber problemas', dijo. Antes de que aceptase el organismo responsable de la cuenca hidrográfica, ya habían aceptado la solicitud municipal la eléctrica Iberdrola y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif).
El lugar donde permanecen los restos del vehículo complica seriamente su retirada. Esparcidos entre la vía de la línea ferroviaria Palencia-A Coruña y el río Sil, es difícil apuntar el término municipal en el que fueron abandonados, pues se encuentra en el límite de A Rúa y Vilamartín.
Mientras aguarda por una confirmación por escrito del permiso de la Confederación Miño-Sil, el Concello rues 'estudia la forma de sacarlo', según dijo Avelino García. Explicó que la retirada obligará a derribar varios árboles y a abrir un camino de aproximadamente 50 metros. También será necesario cortar el autobús para facilitar su transporte, una tarea que se comprometieron a realizar los bomberos del Consorcio de Salvamento de Valdeorras.
En las últimas semanas se interesaron varias empresas de chatarra por conseguir los restos del autobús, una labor que es compleja, debido al peso de sus piezas, que se conservan en su práctica totalidad. En todo caso, Los concellos de A Rúa y Vilamartín pretenden que no suponga ningún coste para el Concello.
Un último problema es el factor humano, pues en el accidente de 1977 murieron 12 niños y el conductor. 'Hay gente que muestra cierta sensibilidad sobre la retirada', dijo Avelino García.
El lugar donde permanecen los restos del vehículo complica seriamente su retirada. Esparcidos entre la vía de la línea ferroviaria Palencia-A Coruña y el río Sil, es difícil apuntar el término municipal en el que fueron abandonados, pues se encuentra en el límite de A Rúa y Vilamartín.
Mientras aguarda por una confirmación por escrito del permiso de la Confederación Miño-Sil, el Concello rues 'estudia la forma de sacarlo', según dijo Avelino García. Explicó que la retirada obligará a derribar varios árboles y a abrir un camino de aproximadamente 50 metros. También será necesario cortar el autobús para facilitar su transporte, una tarea que se comprometieron a realizar los bomberos del Consorcio de Salvamento de Valdeorras.
En las últimas semanas se interesaron varias empresas de chatarra por conseguir los restos del autobús, una labor que es compleja, debido al peso de sus piezas, que se conservan en su práctica totalidad. En todo caso, Los concellos de A Rúa y Vilamartín pretenden que no suponga ningún coste para el Concello.
Un último problema es el factor humano, pues en el accidente de 1977 murieron 12 niños y el conductor. 'Hay gente que muestra cierta sensibilidad sobre la retirada', dijo Avelino García.
