El invierno agravó el deterioro del templo

El Santuario que se hunde

Santuario das Ermitas
La humedad y la lluvia son enemigos conocidos para el Santuario das Ermitas, siendo su situación actual muy preocupante. Su estructura sufría un hundimiento de un milímetro por año, sin embargo en los últimos meses ha aumentado el riesgo
El 28 de diciembre del año 2002 el Santuario de Nuestra Señora de La Milagrosa Virgen de las Ermitas, en el concello de O Bolo, comenzó un calvario que aún dura hasta nuestros días. Y es que en esa fecha se derrumbó un edificio auxiliar en el que había un comedor, una cocina y varios dormitorios. Tras los primeros estudios las causas de estos derrumbamientos estaban claras: deficiencias en la cimentación de los muros, la humedad que se infiltra en el terreno y en el inmueble, y las constantes lluvias que realizan presión en el subsuelo y provocan la afluencia de agua al interior del macizo rocoso restándole estabilidad al Santuario.

Desafortunadamente, 'ya sea por la falta de presupuesto del Obispado o por la poca sensibilidad de la administración autonómica y municipal', tal como afirma el presidente de la Fundación Nuestra Señora de As Ermitas, Luis Maroto, continúa haciendo estragos en los cimientos del Santuario, y es que cada año, la estructura del recinto sufría una inclinación de un milímetro al año. Sin embargo en los últimos meses, el Santuario lleva ya un hundimiento de dos milímetros, lo que ha provocado que la edificación, que data del siglo XVII, haya comenzado ha inclinarse hacia el vacío, tal si como fuera la Torre de Pisa, en dirección hacia el río Bibei.

Esta situación preocupa de sobremanera a Luis Maroto, pues según aclara, la Fundación que preside, y que busca acabar con este viejo calvario, no ha recibido aún ningún tipo de ayuda o subvención, a pesar de haberlo intentado a lo largo de los últimos siete años.

Por este motivo, Maroto ha decidido publicar un libro bajo el título 'Las vicisitudes de los últimos siete años', cuya publicación oficial, ayer en la Diputación, coincide con el anuncio de que, por fin, la Diputación provincial se encargará de drenar el agua fluvial que cae por la montaña y deteriora el Santuario.


LUIS MAROTO

¿Con qué objetivo saca a la luz el libro “El Santuario de las Ermitas. Las vicisitudes de los últimos siete años'?

He querido publicar este libro con el afán de sensibilizar a la Administración sobre los problemas que tiene el Santuario. Además, en él se recogen todos los proyectos de reforma y restauración que han tenido lugar desde el derrumbamiento de un edificio lateral del Santuario. Al final, el resultado es un libro un poco técnico, sin embargo no dejo de lado el carácter informativo de la situación del recinto.

¿Cómo ha sido la respuesta de los distintos órganos gubernamentales para paliar el actual hundimiento e inclinación del Santuario?

Bastanta negativa. De hecho, la Diputación de Ourense es el único organismo que desde hace un año aporta dinero para solucionar los problemas en la estructura del Santuario. Yo he buscado desesperadamente que las obras en el recinto tengan la categoría de urgentes, pues debemos conservar este patrimonio en las mejores condiciones.

Partiendo de su profesión como ingeniero de Caminos, ¿cuál considera que es el mayor problema del terreno donde se halla el Santuario?

El problema radica en que cuando llueve esa agua se filtra por la montaña y humedece y lava los cimientos provocando el hundimiento y la inclinación del Santuario hacia el río. Además, en los últimos años han aparecido grietas en distintos muros, lo cual es una señal preocupante.

¿Y cuál es la solución?

La solución pasa por evitar que la ladera en la que está el Santuario deje de moverse y se quede quieta, pues desde más de un siglo no ha parado de moverse y así lo desmuestran los derumbamientos que ha tenido en los años 1909, 1959 y 1975, con consecuencias incluso de personas fallecidas.

¿Qué importe económico se necesita para evitar el constante hundimiento?

El importe viene a rondar los 100.000 o 120.000 euros, que incluirían las obras de captación de aguas y humedad dentro del recinto y la mejora del drenaje de toda el agua fluvial que cae por la montaña. Está previsto que las primeras obras las realice la Dirección Xeral de Patrimonio y las segundas la Diputación.

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