Más que en los resultados es conveniente centrar la atención en comportamientos que pauten un buen aprendizaje
En el mundo del deporte nos encontramos con que muchas veces no centramos nuestra atención en el objetivo ideal que deben cumplir los jóvenes y es que vivimos en una sociedad demasiado resultadista. Cabría hacerse la siguiente pregunta ¿Cuántos deportistas jóvenes llegan a ser profesionales?
La realidad es que sólo unos pocos lo consiguen, sin embargo lo que no les va a quitar nadie son los valores que adquieren durante su formación deportiva que tan útiles le van a ser en su vida. Más que en los resultados, es conveniente centrar la atención en comportamientos que pauten un buen aprendizaje.
Por todo esto, es importante que tanto las entidades deportivas como los padres desarrollen una estrategia común con el propósito de potenciar valores como la responsabilidad, el compañerismo, la disciplina, el respeto, la humildad o el espíritu de superación entre otros. Con ello, no sólo logramos un aprendizaje óptimo sino que reforzamos una filosofía y unos valores en el club así como un mejor clima en el día a día.
APLICACIONES PRÁCTICAS
Hay que tener en cuenta que los valores que adquieren en su día a día son los que van a regir su comportamiento el resto de su vida. Supongamos por ejemplo que un padre que tiene el propósito de animar a su hijo después de una mala competición y le dice que ha perdido por culpa del árbitro o de una mala decisión del entrenador, el hijo no tardaría en trasladar lo aprendido en la escuela insinuando que ha suspendido por culpa de un profesor lo que le llevaría a no asumir sus errores y tener menos aprendizaje, lo estaríamos levando a la “Cultura de la excusa”.
No podemos olvidar que de toda acción o experiencia se saca un buen aprendizaje que les va a ser de utilidad en su vida, incluso si la experiencia es negativa en ese momento ya que en la vida también se van a encontrar momentos malos para los que tienen que estar preparados.
En el ejemplo anterior si el hijo ha tenido la experiencia de un mal partido, es totalmente normal que pueda estar un poco decepcionado, hay que dejarlo reflexionar pero después ayudarle a que detecte sus errores, aprenda de ellos y después por supuesto recalcarle los aspectos positivos que puede tener esa experiencia en su vida. Con ello potenciaríamos valores como la perseverancia o la responsabilidad que después aplicarían en otras experiencias.
PLAN DE ACCIÓN
En primer lugar, sería adecuado que las entidades deportivas tuvieran bien definidos los valores que desean transmitir a sus deportistas para que después establecer estrategias de comunicación y refuerzo de los mismos. De nada vale tener unos valores en la cabeza si después no se inician acciones concretas para transmitirlos.
Al igual que hay escritas unas normas, también se pueden definir y escribir valores que queden a la vista y a partir de ahí potenciarlos recompensando a aquellos jóvenes que los pongan en práctica o incluso castigando de alguna forma a aquellos que se los salten. Además, es importante que haya reuniones entre el club y los padres para definir pautas que les lleve a ambas partes a actuar en la misma dirección.
También es importante que los jóvenes reflexionen sobre esos valores dándole cierta autonomía para que den su opinión y participen de forma activa en su aprendizaje, con todo esto, también conseguimos que aprendan a pensar por sí mismo completando de ese modo su ciclo de aprendizaje.
PUNTOS CLAVE
1. Desarrollar una estrategia definida teniendo los valores muy presentes
2. Reforzar los valores positivos
3. Qué club, padres y jóvenes deportistas vayan en la misma dirección.
UPCD-Libredon.
