Ni dimisiones, rectificaciones, asambleas o supuestos salvadores. Se acabaron las palabras y es el momento de los hechos. Le toca hablar al baloncesto. Puro y, últimamente, duro. El COB recibe al Alicante con la obligación de abrir el paracaídas y frenar una caída que ya va por las cinco derrotas consecutivas. Días convulsos en el Pazo que, todas las partes, esperan que se quede en un “reseteo” para volver mejor en cuanto a resultados, obviamente, pero también por sensaciones. Las bajadas de brazos están vetadas. Hoy los ourensanos tienen que morder y casi, casi literalmente. Enfrente tendrán a un rival en buena posición, que juega bien al baloncesto. Toca hacer de la necesidad virtud.
De lo visto en el último mes, tendrá que cambiar prácticamente todo el cuadro de Félix Alonso. Su seña de identidad al comienzo del curso fue la defensa. El muro que lucía robusto en octubre se desquebrajó en noviembre y diciembre. De intimidar a ser intimidados. Tendrán que ser más duros los cobistas manteniendo la cabeza fría. Y es que la mentalidad fue el talón de Aquiles ourensano en las últimas fechas. Efervescentes como una aspirina. Hubo diván esta semana, hablaron todos y pactaron un propósito de enmienda.
En ataque se necesitan puntos y nombres para anotarlos. Turner, además del alta médica tiene que tener el alta de juego. Y esa solo se la puede dar él mismo. Kacinas, Adika, la dupla de bases, Gill… Todos tienen que dar un paso adelante. Nada que no se haya dicho. No es la fórmula de la Coca Cola pero cuesta un mundo llevarla a la práctica.
Al otro lado, un Alicante tranquilo. Con victorias de nivel a sus espaldas y un plantel completo y con calidad en todas las posiciones. Hacerles sentir que están en una batalla y que no les resulte cómoda será importante. La anotación de Davison y Gudmundsson, el físico de Barro, la polivalencia de Kostadinov… Un ramillete de “notables” que buscarán que las urgencias cobistas jueguen a su favor.
El COB aún no mira hacia abajo con agobio. Todavía tiene un balance aseado. Sí, pero la trayectoria preocupa. Y mucho. Toca reaccionar y resucitar y ahí el Pazo no va a fallar ni entre semana. Porque los cobistas pueden enfadarse, criticar y hasta tener una crisis de fe en un momento dado. Pero a las duras están. Siempre. Hoy no va a ser una excepción. Exigir entrega y confiar en el resultado, es lo mínimo. Desde las 20:00 horas, los ourensanos tienen la ocasión de enderezar el rumbo. Son conscientes y están por la labor, no escurren el bulto. Fueron capaces de gustar y gustarse con aquel balance de 6-2 que parece ya demasiado lejano. Esta tarde el “pueblo” les pedirá que se dejen todo sobre el parquer. Como si la liga terminase con el bocinazo final a eso de las 22:00 horas. Ya lo saben. Tienen que responder.
