Un partido que empezó con ambientazo en la grada y la ovación más sentida a Moncho Vázquez acabó en silencio y con miedo en el cuerpo. Golpe morrocotudo de un COB que se dejó el estilo y el acierto del último mes en el vestuario y que fue incapaz de darle la vuelta al juego sobre la marcha. Ganó el Oviedo y con justicia. Sin brillo, siendo el menos malo de un partido nefasto de los dos, pero sobre todo de un COB que se complica la vida, y mucho, ahora que el calendario entra en la recta final y picando siempre para arriba.
Ni rastro del COB con criterio y equilibrio de días anteriores, el que salió del pozo por méritos propios. En un Pazo que se encendió a poco que le dio algo por lo que ilusionarse, los de Félix Alonso se emperraron en hacerse la zancadilla. Tras un 11-5 interesante llegó un parcial de 0-17 indigesto. El Oviedo, que llegaba con dudas y jugó con miedo, tomó la delantera a poco que uno de ellos, Chuso González, clavó dos tiros seguidos y el resto fueron salpicando puntos. Y porque enfrente no tenían nada. Un COB que no fue capaz de hacer dos ataques seguidos buenos y que cuando consiguió contener al rival con su defensa, Peciukevicius lo dejó sin premio fallando 6 de 7 tiros libres. En un partido que iba a 27 puntos al descanso, un tiro en el pie para un equipo cojo de nacimiento en esa posición.
El problema no eran los 12 puntos de desventaja, eran las sensaciones, el acierto y el rumbo. No lo tuvo nunca el COB hasta que empezó a jugar mirando al reloj. Cuando se vio 15 abajo (36-51) sonó el despertador. El prueba-error de Félix Alonso acabó dando con la tecla incluso con muy poco. Con Josep Cera sin tirar a canasta y limitándose a no perder balones, con Fahrudin Manjgafic, Paco del Águila y Kur Kuath protegiendo la zona y con Txemi Urtasun y Ferrán Ventura con licencia para lanzar.
Quedaba solo 11 minutos por jugar y en solo cuatro demostró que era un partido muy ganable a poco que hubiese jugado con criterio. Tras un parcial 14-2 y con todavía 7 minutos por jugarse el COB se vio a la orilla de un remontada impensable. Triple a triple, solo limitando los errores absurdos y los desajustes defensivos y con un Pazo que irrumpió en el partido para arrimar el hombro (50-53).
Y otra vez se desnortó la brújula. Dos malas defensas, dos malos ataques y 9 arriba el Oviedo (50-59). El último coletazo del COB lo dieron otra vez Ventura y Urtasun (57-61), pero hasta allí llegó arreón.
Oliver Arteaga , que llevaba 1 punto, se hizo enorme en la zona para hacer buenos tiros fallados de sus compañeros y para sentenciar desde el tiro libre un partido que celebraron como un título. Y no es para menos.
El Oviedo está una victoria por detrás del COB y salió del Pazo convencido de que ha hecho lo más complicado para salvarse. Los ourensanos siguen por delante, pero sabiendo que se han vuelto a complicar la vida. No es un problema de números, es de sensaciones y de dudas. Al COB de ayer cuesta verlo ganando partidos. El del mes anterior ya es otra historia. Él dirá.
