Lo he oído ya en varias ocasiones: 'Si en realidad hubiera cinco millones de parados en España, habría una revuelta popular'. Es verdad, no hay barricadas en las calles. Pero hay que estar ciego para no percibir los síntomas inequívocos de las miles de explosiones que, por ahora, se están produciendo en la intimidad de los hogares. Se ve perfectamente en las colas, cada vez mayores, de beneficiarios de entidades como Cáritas o Cruz Roja. Lo dicen claramente las estadísticas oficiales sobre consumo de drogas legales como ansiolíticos y antidepresivos. Psiquiatras y psicólogos, si les pregunta, le confirmarán el aumento de pacientes con problemas derivados de las dificultades económicas. En las fuerzas de seguridad y los juzgados tienen constancia del fuerte aumento de los robos de todo tipo... Es cierto, no ha habido un estallido social, pero es de necios negar que el nivel de desempleo que ha alcanzado este país es una bomba de relojería.
