La Ribeira Sacra es mucha Ribeira Sacra. Su insólitos paisajes y patrimonio monumental la han convertido en un buque insignia del turismo gallego. Un paseo por sus parajes revela sus capacidad de atracción y el efecto cautivador, balsámico, que provoca sobre quienes la visitan. Es uno de las posesiones más valiosas, en términos medioambientales y económicos, que poseen los ourensanos. Por eso precisamente sorprende la ligereza y permisividad con que actúan sobre este tesoro público empresas privadas como Iberdrola, que vuelve a poner a prueba la paciencia infinita de vecinos y turistas, con nuevas obras de ampliación de sus centrales hidroeléctrica y sus consiguientes explosiones y cortes de carretera. En plena temporada vacacional. Alegan desde la empresa que lo que cortan son vías de su propiedad. Así actúan, como si la Ribeira Sacra fuera suya, aferrándose a privilegios decimonónicos ejercidos sobre lo que es de todos.
