Opinión

Inmovilismo

La secuencia de lo ocurrido el pasado viernes en el Pazo entremezcló las mejores virtudes y los peores defectos de un COB sumergido, con el devenir de las jornadas, en un claro proceso de involución. Algunos pueden suponer, Gonzalo García de Vitoria uno de ellos, que teniendo jugadores con la capacidad ofensiva y la pasión competitiva de Guillermo Rejón, Arco, Suka-Umu, Fieler, Rivero..., los resultados se decantaran del lado ourensano por pegada. Y es cierto que esas in- dividualidades hicieron méritos para mantener al conjunto ourensano en partido, pero si alguien tenía un plan ese era el Valladolid, que con sus evidentes carencias sabía lo que tenía que hacer en cada momento.

Los vallisoletanos cortaron cuando tenían que cortar. Con diez abajo, tiempo muerto con un único comentario del técnico Porfirio Fisac, al oído de Miki Garcia, más sobrado de fuerza que de talento. Primero fue sobre Rivero, luego Rejón..., así hasta alcanzar las tres personales (6 minutos de juego) y vuelta al banquillo, con la anuencia del técnico, "buen trabajo". Fue el comienzo de la remontada.

Como golpearon cuando tenían que golpear. Dos minutos finales (61/65). En la pausa de unos lanzamientos de tiros libres por parte de Guille Rubio, en los aledaños del baquillo, Porfirio Fisac, busca la com- plicidad de Mikel Uriz, apoyando el brazo sobre su hombro, trasmitién- dole su confianza y las directrices a seguir. A partir de ahí posesiones al límite y "retadoras" acciones de 1x1 del base vallisoletano. Protagonismo para quien firmó 8/8 en tiros libres y mantuvo la ventaja en el marcador.

Un entrenador cercano al plantel no es incompatible con un entrenador capaz de reaccionar ante las dificultades. Cualquier jugador necesita un entrenador cuando el atasco y la impotencia en el juego se apodera de todo.

A quien corresponda. Aún nada es definitivo. Aún cabe la posibilidad de rectificar.

Te puede interesar