Opinión

La Batalla de Flores en las fiestas de Ourense

Desde los inicios de las Fiestas del Corpus, en 1901, fue siempre el número más popular y vistoso del programa de las mismas. Los ourensanos, desde los puntos más distantes del entorno de la ciudad, acuden a presenciarla. Fue considerada siempre como el número imprescindible. Se trata de un escaparate viviente, animado por nuestra juventud. No se concibe la Batalla de Flores sin las hermosas muchachas que adornan las carrozas. Son lo más florido y lo más granado de nuestras fiestas y de nuestra juventud.


Las carrozas son una manifestación artística de la creatividad y del buen gusto de los ourensanos. Año tras año las sociedades artístico-recreativas, las asociaciones de vecinos y en la actualidad los carroceros, dándole vueltas a la fantasía, inventan nuevos motivos para decorar las carrozas. Cuando Ourense no era más qeu una ciudad de 15.000 o 20.000 habitantes, la Batalla de Flores ya existía. A principios de siglo las carrozas eran arrastradas por caballos, por yuntas de vacas o de bueyes y por burros, hoy una especie a extinguir. Antes de nacer el gran Ourense, la única calle para el desfile de carrozas era la del Progreso. En el recorrido había tribunas numeradas que alquilaban las familias pudientes; estaban frente al Gobierno Civil, la Diputación, al antiguo Banco de España, Hotel Roma, cerca de la calle de Reza, la Casa Simeón (hoy Centro Cultural de la Diputación). Era como un acto social que permitía exhibir las joyas y los últimos modelos a las modistas y a los peluqueros.


En el año 1928 no se levantaron tribunas y los asistentes tuvieron que situarse apretujados en los balcones que decoraban los edificios modernistas, muchos de ellos hoy deasparecidos. Siempre había bandas de música que ambientaban el espectáculo y comparsas que desfilaban al alegre son de marchas reales. Los premios que se concedían eran tres y que a principios del siglo XX oscilaban entre las 600 pesetas del primer premio, 400 el segundo y el tercero de 200 pesetas. Antes los motivos eran ornamentales y cursis. Las flores se empleaban como elemento principal para decorar las carrozas y entre ellas destacaban las camelias, las amapolas y los crisantemos. También se empleaban para decorar jarrones y las ‘corbeilles’, éstos de pequeño tamaño.


Algunos años no hubo Batalla de Flores. En nuestras fiestas destacaron sobre todas las de 1936 y las de 1950. A partir de 1950 cambió el recorrido o itinerario: Avenida del Generalísimo (antes Progreso), Calvo Sotelo, José Antonio y Capitán Eloy. En 1960 la Batalla de Flores discurrió por la Avenida del General Franco, desde la Alameda hasta la Plaza de Don Bosco. Cuando estuvo terminada la Diagonal, el recorrido era por José Antonio hasta el Parque de San Lázaro, Diagonal (actual Juan XXIII) y General Franco.


En los últimos años: Las Lagunas (Policía Nacional), Curros Enríquez, Concejo, Juan XXIII, Progreso, Plaza de Abastos, Doctor Fléming, Progreso, para terminar frente a la estatua de Concepción Arenal. Este número de las fiestas ha ido ganando categoría de año en año. En los últimos se presentan carrozas que son verdaderas obras de arte. Un apasionante constructor de carrozas fue federico Alonso Martínez Risco, y en la actualidad, Porto. Las carrozas imitan los andares portugueses y las fallas valencianas.



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