Opinión

La creación es un lenguaje de Dios no escrito

A través de la creación Dios, suma inteligencia y bondad suprema, se comunica con el hombre. No para aumentar sino para manifestar su bondad. Mediante la creación Dios nos revela algo de sí mismo. La creación nos habla de la existencia de Dios, a la que el hombre puede llegar mediante la razón, aunque sólo con ella no sea capaz de sondear las interioridades de la divinidad, por ser un misterio, esto es, una verdad que rebasa la capacidad humana. Si nosotros con la razón sola pudiéramos comprender a Dios, lo limitaríamos con nuestra mente y seríamos tanto como él, o lo que es peor, lo destruiríamos. El libro bíblico de la Sabiduría afirma que los fenómenos de la naturaleza dotados de grandeza y de belleza son como las obras de un artista (pintor o escultor) que a través de ellas por analogía podemos llegar al pintor y al escultor de las cosas creadas. El mundo de la creación podemos transformarlo en un cúmulo de alabanzas a nuestro creador, que vive y está presente en cada cosa, en cada acontecimiento y en cada hombre. De este modo podemos remontarnos desde lo creado al “Alen” y a la “Trascendencia”. Podemos caminar de lo creado a lo increado, de la hermosura de las cosas a la fuente de belleza, de la creación y de cuanto nos rodea. Contemplando los bienes creados, los filósofos paganos Platón y Aristóteles se elevaron hasta “Dios” en el campo de la moral natural y de la metafísica.

Ellos nos hablan de la fuerza de la razón dejándonos el camino abierto para que caminemos por él ilusionados. De aquí, apoyados por la revelación y por la fe en la palabra de Dios, los Santos Padres y los teólogos medievales, como San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino y San Alberto Magno, profundizaron en el conocimiento de la vida íntima de Dios. Ellos nos dicen una y mil veces que entre la ciencia y la fe no existe contradicción, ni oposición. Solo existe amistad y complementariedad. La razón no se opone a la fe, ni esta a la razón, y por ello nos dicen: “Crede ut inteligas, et intelige ut creadas”. Por esto el hombre mediante la razón puede recorrer el camino que desde la creación nos lleva al Creador y a hacer de la naturaleza un auténtico y fascinante camino de santidad contemplando los bienes creados. Es cierto que hay teólogos que aunque profesan que por la sola razón podemos llegar a Dios, sin embargo nos dicen que ninguno llegó sólo por ese camino.

Los filósofos paganos sentaron las bases para que los teólogos medievales iluminados y guiados por la fe abrieran puertas y ventanas para completar con la fe toda la filosofía antigua. Afirmando que la razón es la “ancila y la esclava”, mientras que la fe es la “domina y la señora” que nos lleva de la mano. Filosofía y Teología dialogan entre sí y cooperan armoniosamente al descubrimiento de la auténtica vocación del hombre, que camina por el mundo buscando la verdad y la felicidad, de tal manera que fe y razón no se opongan ni se contrapongan sino que se complementen. Estas someras reflexiones nos dicen que nosotros igual que los teólogos medievales tenemos que hacer todo a mayor gloria de Dios. Ellos nos enseñaron a conformarnos con la voluntad de Dios, alejándonos del ateísmo y del agnosticismo presentes en nuestros días.

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