Opinión

DOMUND 2010, 24 DE OCTUBRE

El 24 de octubre, 'dominica XXX' del tiempo ordinario, la Iglesia evoca el mandato de Jesús a sus apóstoles: 'Id a todo el mundo y anunciad el Evangelio a todos los hombres'. Se trata de una jornada misionera y por eso este mes es para toda la iglesia el 'Octubre misionero'. El tema o eslogan de la campaña de este año expresa un interrogante: '¿Dónde está Dios?, ¿queremos ver a Dios?' Esta frase nos recuerda la petición que los griegos paganos le hacen al apóstol Felipe: 'Muestranos al Señor', 'queremos ver a Jesús'? Hoy como entonces, la labor de los que trabajan en la misión o en la propagación del mensaje del Reino de Dios, clérigos o laicos, es mostrar la persona de Jesús. La labor de los misioneros es la de manifestar el rostro de Dios a un mundo descreído.


El Papa Benedicto XVI, en su mensaje del Domund, nos dice que lo que los hombres esperan de los creyentes no es solo que les hablen de Dios, sino que con sus conductas se lo hagan ver, y por eso repiten una y otra vez: queremos ver a Dios. Para los creyentes de hoy, los misioneros son los primeros contempladores del rostro de Jesús y quienes tienen la obligación de manifestarlo. Ellos, por amor, entregan su vida a los demás y contemplan el rostro de Dios en los más pobres y necesitados, y con sus vidas nos lo muestran a los demás.


El cartel anunciador del Domund 2010 es todo un signo y un símbolo que nos habla de imágenes, dado que la cara y la expresión de sonrisa en el rostro de la misionera y la del niño que tiene en sus brazos simbolizan a Dios y lo muestran a cuantos quieren verlo y están pidiendo a gritos que se lo muestren.


Los misioneros promueven en los fieles una sensibilidad y una predicación también hacia cuantos, muchas veces sin saberlo, buscan conocer a Dios y a Jesucristo. El Concilio Vaticano II nos dice que en todas las religiones hay vestigios de Dios y de la Revelación. Todos los bautizados tenemos que participar en la dimensión misionera de la Iglesia y colaborar con nuestra generosa aportación económica en las campañas para atender las necesidades de los países de misión. También tenemos que intensificar la oración y el sacrificio para que aumenten las vocaciones misioneras de los sacerdotes, religiosos y colaboradores laicos. Actuando de este modo, manifestamos el rostro de Dios y cumplimos con el mandamiento del amor a Dios y al peregrino. El conocimiento de Dios es un medio para amarlo más, porque el conocimiento sigue al amor.


En el mundo actual hay millones de hombres que ansían ver el rostro de Dios, y nuestra finalidad tiene que ser evangelizarlos, pero cuidado, dado que no solo tenemos que hablar de Dios sino hacer con nuestras vidas que el rostro de Dios resplandezca en el ámbito terrenal, haciendo del mundo un hogar. Ojalá que en esta jornada misional muchos puedan ver a Dios y reconocerlo con nitidez. Solo a partir del encuentro con el amor de Dios, que cambia la existencia, podemos vivir en comunión con él y así mostrar al mundo la felicidad que es.


También es responsabilidad de todos los cristianos hacer presente el Reino de Dios en medio del mundo, dado que todos estamos llamados a cooperar con la obra misional. Hacer con nuestras ayudas y aportaciones ordinarias y extraordinarias que Jesucristo esté presente en medio del mundo. El apóstol, el misionero, el mensajero y el heraldo del Evangelio tienen que ponerse en camino y encarnar el rostro de Jesucristo para manifestarlo a los hombres.


Pidámosle a Dios un corazón sencillo, unos pies ligeros, unos ojos abiertos y que nos oriente cuando nos perdemos, que nos acoja cuando nos cansemos de caminar. Pidámosle también fortaleza, valentía y audacia para manifestar a Dios a los hombres.

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