Opinión

Fiesta del Vino Nuevo de Cabanelas

El 14 de noviembre de 1999 tenía lugar en Cabanelas la primera edición de la Fiesta del Vino Nuevo. Este año se celebra el 16 de noviembre la XI edición. Ese día los amantes de la tierra, de las fiestas y del vino nos unimos en una juntanza alegre y gastronómica para homenajear el vino nuevo de Cabanelas.


Cabanelas es el balcón y el mirador del Ribeiro sobre las cuestas por las cuales se sube desde los ríos Avia y Arenteiro hasta la penichaira de Carballiño y de Irixo. Es un pueblo cuna de obispos y de hidalgos, de maestros y de boticarios.


La documentación medieval nos habla de los vinos de Cabanelas desde el siglo XIII. Por Cabanelas pasaba el camino de los Arrieros, que desde la villa de Ribadavia conducía a Compostela y a la villa de Pontevedra. El vino fue siempre la principal fuente de ingresos de las gentes de Cabanelas.


Hoy en Cabanelas hacemos un ritual colectivo, una fiesta de exaltación y de convivencia lúdico-gastronómica. En Cabanelas, hay música, gaitas, tamboriles, poesía, cantigas, fuego, castañas, pulpo, ‘carne ó caldeiro’ y vino. Hoy en Cabanelas sacralizamos el fuego, las castañas, el aguardiente y el vino.


Cuando ya la fiesta del vino del Ribeiro llegó a su XXXIV edición y la de la vendimia de Leiro a la VIII nos juntamos en Cabanelas para hacer la fiesta del vino nuevo. Se trata de un vino que servía para recuperar a las paridas, pues cuando una mujer de la comarca estaba para parir, su marido cogía el burro o la mula y se encaminaba a Cabanelas para comprar una olla de vino para recuperar a su mujer de la paridura.


En las ferias de Cartelle, Carballiño y Ribadavia se anunciaba así: ‘Chocolate de Torrén e viño de Cabanelas para as paridas’.


Hoy en Cabanelas se hace un ritual colectivo para probar el vino nuevo de bodega en bodega. Esta fiesta tiene como objetivo recuperar las cepas tradicionales y agradecer el trabajo de nuestros antepasados en los sucalcos o bancales de Cabanelas, un pedazo del paraíso y un jardín de huertos floridos, un pueblo de ensueño y de gloria, de pasmo de propios y extraños, tierra de meigas y de hadas, de pazos señoriales, de conjuntos pintorescos, de alegres enxidos, o de tejados musgosos, de tierra meiga asentada en las cuestas que suben de los ríos Avia y Arenteiro don todos a una debemos gritar: ‘Viva el vino nuevo de Cabanelas’.



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