Opinión

La Iglesia sufre un desfase pastoral

El Papa Benedicto XVI nos decía el 12/10/2008, al inaugurar la sesión del Sínodo Pastoral de los Obispos: 09La fe se debilita hasta extinguirse en algunas nacio-nes, precisamente en aquellas que antaño eran ricas en fe y en vocaciones'. Este está siendo el caso de España y también de Galicia, aunque en menor escala. Las causas de este fenómeno son complejas pero hay algunas que quiero enumerar:

Cuando surge el liberalismo y cuando se implanta en España la II República en 1931 decíamos que 09los enemigos de la Iglesia quie-ren encerrar a ésta en las sacristías y en los templos'. Y las cosas no son así sino de otro modo. Los pastores católicos nos replegamos en los templos y en las sacristías aguardando a que los fieles acudan a los actos de culto cuando tocamos la campana. Pero no sabemos pastorear fuera de los templos. No nos han enseñado a hacer pastoral fuera de los templos, y como un tanto por ciento de los feligreses cada día más numeroso no acude a los tem-plos, perdemos 09clientes' por no saber llegar al mundo real donde se mueven nuestros feli-greses, mientras que los pastores evangélicos y los de otras confesiones lo hacen y los fieles les siguen cada día en mayores proporciones. Basta un dato: en el franquismo había en Espa-ña 7.000 protestantes y hoy son más de 500.000.

Roma y los obispos prohibieron la experien-cia de los curas obreros en las décadas de los cincuenta y los sesenta del pasado siglo, y esta prohibición les alejó de la encarnación en medio del mundo, especialmente en los barrios industriales de nuestras ciudades. El pueblo participa poco en las liturgias, ya que los pastores seguimos siendo los protagonistas exclusivos y los laicos no son más que la 09ma-nus longa' del clero. Durante muchos siglos tuvimos prohibido leer la Biblia y aún hoy no se la explicamos debidamente en las cateque-sis, en las escuelas ni en los colegios de secun-daria, donde le damos preeminencia a la 09Edu-cación para la ciudadanía' y por esto a nuestros católicos les falta el mensaje. Hoy abundan cada día más los ambientes donde los pastores no sabemos encarnarnos y por eso el cato-licismo y las prácticas religiosas retroceden cada día.

La Iglesia católica mantiene una organización vertical, piramidal y jerárquica. Es cierto que la Iglesia por institución divina es jerárquica, pero tiene que estar al servicio de las masas populares en los barrios de nuestras ciudades y en el mundo agrícola y ganadero. La Iglesia que nosotros presentamos es demasiado reac-cionaria y por esto sufre rechazo.

La Iglesia que nosotros predicamos cada día está más lejos de los pobres, de los inmigrantes y de los desfavorecidos. Los ataques de la jerar-quía a la HOAC y a la Acción Católica en general en tiempos de monseñor Guerra Cam-pos y de otros obispos hicieron que con esto desapareciese el fermento que entonces revi-talizaba las masas católicas. Los programas sociales estuvieron y siguen estando distantes de los barrios, de las universidades y de las escuelas de Magisterio. Los pastores dejamos pasar mucho tiempo sin querer darnos cuenta de que los drogadictos y los que tocan la gui-tarra por las calles también son iglesia. Es cierto que hoy el Proyecto Hombre intenta salvar las distancias, en las parroquias sólo se reparten unas perras en caridad, como las migajas que caen de las mesas de los señores, y esto no basta.

No hemos sido capaces de educar a los feligreses en la libertad, desde la libertad y para la libertad, lo único que sabemos hacer es edu-car desde la imposición para la libertad y por eso fracasamos en el intento de extender el mensaje evangélico, y por ello nuestros fieles católicos no tienen conciencia crítica de la reli-gión, son simples agentes pasivos. Los pastores tenemos que ser más flexibles sin desvirtuar el mensaje en los temas candentes que tiene planteados el mundo actual: eutanasia, bioé-tica, divorcios... Podemos concluir donde comenzamos: 09hay poca presencia de lo pas-tores fuera de las sacristías y de los templos. Los pastores no sabemos ir a la caza y captura de los feligreses y nos olvidamos de que a los hombres hay que cazarlos por la cabeza como a los peces, que no basta sólo con sen-siblerías y con 09fervorines' dado que de tales polvos tales lodos.

No sabemos trabajar con los que no pisan los templos ni con los que no andan por los caminos que nosotros llamamos rectos. No sabemos presentar el mensaje con un lenguaje inteligible a todos y consolador de los cora-zones rotos por el hambre, la guerra, la falta de trabajo, la enfermedad y la angustia. Estas son sólo algunas de las razones por las cuales 'la fe se va debilitanto hasta extinguirse'. Le decía yo un día a un obispo desprendido y santo que hoy pastorea la diócesis de Tuy-Vigo, don José Diéguez Reboredo: 'Están cyanedo las casas parroquiales' y él me decía 'Enrique, después caerán los templos'...

Pongamos remedio antes que sea demasiado tarde. Cambiemos el estilo pastoral. Trabajemos sin descanso por encarnar el Evangelio en nuestras vidas y con ello contribuiremos a que los fieles renueven la esperanza perdida.

Te puede interesar